Después de mi experiencia con David (el fisgón de mi equipo de fútbol) comencé a disfrutar el hecho de provocar el deseo en los hombres.
Cuando veo el deseo hacia mi en la mirada de algún chico (generalmente los que ocultan sus preferencias pero son traicionado por sus ojos) les hago saber con algún gesto sexy en mi rostro que me di cuenta y les sonrió!.
Normalmente estos hombres reaccionan ruborizados, tartamudeando e incluso con erecciones espontáneas! Y Recordando el consejo de Dalia (mi prima perversa) "no seas un simple hombre en la cama, conviértete en una fantasía hecha realidad", les dejo volar su imaginación.
Me calienta excitar, provocar lujuria y orgasmos tanto en mujeres como hombres! Y de aquí en adelante soy más flexible.
Paso casi un año desde David y comienzo en la uni, allí conozco a Inés, una diosa! Pelirroja, 1.70 de alto, piel clara y rosada como porcelana, cuerpo perfecto (senos paraditos y culo para irse de boca), labios provocadores y ojos verdes! Desde que la vi me encanto!.
De inmediato note el deseo hacia mi cuerpo en sus ojos, pero también algo más! Ella también era experta en seducción me recordaba a Dalia.
Era dueña de su belleza y sabía cómo utilizarla. Así que decidí dejar que ella fuera la cazadora y yo la presa. Inmediatamente comenzamos el juego.
Un día la veo entrando a un cubículo en la biblioteca para estudiar con su amiga Isabel (cubículos = espacios pequeños cuyas paredes son mitad cristal y mitad madera con una mesa y 4 sillas con el fin de estudiar en grupo sin molestar a las demás personas).
Ella me ve y con la mano me dice que entre. Al llegar, ellas están riendo en complicidad e Isabel saluda y dice,
—Qué bueno que estás aquí, me tengo que ir y no quería dejar sola a Inés.
—Tranquila se quedará en buenas manos!
—Eso veo!— Escaneando mi cuerpo de arriba abajo mientras se va.
—Siéntate aquí a mi lado y préstame tu chaqueta que tengo frío!
Yo me la quito lentamente para que mi playera marque mis pectorales y se levante un poco mostrando mis abdominales.
Los ojos de Inés se abren y me dice mientras me siento a su lado:
—Cómo haces para que no te muerdan.
—Pues... yo muerdo primero!— Con voz baja a su oído.
Debido a la visibilidad del lugar y las normas no podía ni besarla, para mi era una batalla perdida, pero ella tenía otra cosa en mente.
Después de colocarse mi chaqueta sobre sus hombros abrió un libro en la mesa y con la mano que estaba entre ella y yo apretó mi pierna subiendo lentamente hacia mi paquete que ya estaba expandiéndose por la sorpresa.
La miro con picardía, pero ella finge estar leyendo como si nada, al tiempo de estar masajeando mi erección sobre el pantalón, el pene comienza a molestarme exigiendo espacio y yo trato de mejorar mi posición pero no puedo. Entonces Inés dice al pasar una página,
—Sácalo...!
Ella quería probar si yo era capaz de seguir el juego, Y mirándola... con una mano solté el botón del jeans, baje el cierre y libere a la bestia a través del bóxer quedando oculta debajo de la mesa. Inés sin pestañear y "concentrada" en su libro toma mi pene y dice,
—Estás muy bien equipado... cuánto aguantarás?
—Más de lo que necesites amor!— Respondí confiado.
Inés sonríe sutilmente y comienza a mover su mano de arriba abajo lentamente, subiendo y bajando por completo la piel que recubre mi glande. Era muy placentero pero no había espacio, así que me estiro hacia atrás levantando mis brazos mientras bostezo reubicando mi cintura y dándole más movilidad.
Ella aprovechó este instante dándole jalones rápidos a mi pene que me tomaron por sorpresa. Me incorpore nuevamente a la mesa pero esta vez quedando a la vista como si estuviera semi acostado en la silla por el aburrimiento.
Seguidamente tomo el celular y lo sostengo encima de la mesa cubriendo con mi brazo parte de los movimientos de Inés y el otro brazo lo coloco por detrás de ella simulando un tierno abrazo.
Ahora Inés puede masturbarme con más libertad pero los movimientos son más visibles. Era muy excitante, por dentro quería tomarla y cogerla en la mesa pero estaba a merced de su mano únicamente para desahogar mi hombría.
Estuvimos así unos 15 minutos con ritmos irregulares y yo aún sin señal de acabar pero disfrutando muchísimo! Ella se estaba cansando por la posición y me dice al oído,
—Tú ganas... quieres terminar o no?
Le doy una sonrisa victoriosa y me reubicó nuevamente en la silla acercándome más a Inés ocultando casi por completo su brazo y mano entre los dos (aun masturbándome, pero más despacio).
Abro un poco más las piernas ya extendidas bajo la mesa, estaba muy lubricado con el líquido preseminal, ella sutilmente levanta la mirada para ver a su alrededor y de pronto...
Comienza a masturbarme a una velocidad sorprendentemente rápida, recorriendo por completo mi pene de arriba abajo (esto gracias a que apoyaba su brazo de mí clavándome el codo en el abdomen) y de un minuto a otro comienzo a bombear con mucha fuerza todo mi acumulado semen caliente debajo de la mesa!!!
Fue fantástico! Inés al darse cuenta que ya expulse todo, me suelta el pene, limpia su mano con mi playera y se levanta no sin antes decir,
—Creo que yo gané!— Se va con mi chaqueta, dejándome sentado con el jeans y playera húmedos por el desastre que acababa de hacer, además del olor a semen que inundaba el pequeño lugar.
Yo al mirarme tuve que esperar un rato a que no hubiesen personas cercanas para poder salir, también me preocupaba que entrara alguien y que por el olor descubrieran lo que había hecho.
Y cuando por fin tuve la oportunidad, salí corriendo directo al estacionamiento para buscar mi carro e ir a mi casa a cambiarme; sin embargo esta no sería la única consecuencia del jueguito con Inés.
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Esclavo de mi fantasía
RomanceMartin es un chico de 18 años, tímido, brillante y con un secreto, desde la secundaria está enamorado de su amigo Samir, un chico extrovertido, carismático, futbolista y mujeriego. Todo un cliché! "El despierta mis más oscuros deseos y ciertamente...