Ines-perado

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Ya en la fiesta todo transcurría normal, todos hablando, riendo y bebiendo. Allí conocí a Inés una mujer seductora que se abría paso al caminar.

Pasado un buen rato, Inés nos dice que se tiene que ir, se despide y sale con Samir hasta el estacionamiento, pero luego él regresa con cara de molestia y decepción. Inés por alguna razón no podía quedarse con él y adiós a los planes de Samir.

Pasó un tiempo para que se repusiera y se integrara a la fiesta nuevamente, pero lo hizo y todos seguimos en la rumba. Yo me repetía en la mente,

—Como  esa mujer le hizo ese desplante a semejante ejemplar masculino?.

Ya muy tarde cada uno se fue despidiendo y Samir que estaba bastante ebrio dijo que se iría caminando, al escucharlo me ofrecí inmediatamente a acompañarlo ya que para mi suerte mi casa estaba en la misma ruta.

En el camino casi no hablamos, algo realmente extraño ya que él es del tipo extrovertido y siempre tiene algo que decir, pero hoy estaba diferente, podía notarlo algo triste y pensativo.

Al llegar a su casa me dice que si quiero me puedo quedar a dormir ya que era muy tarde y caminar solo a esa hora era peligroso.

—Gracias,  pero no quiero molestarte y tendría que avisar a mi familia.— Respondí.

—Martin por favor! ...debería golpearte... no eres molestia, tú eres un verdadero amigo, además sabes que estoy solo, (con voz triste) puedes llamar desde mi casa para que sepan donde estás.

—Ok, tienes razón!— Contesté serenamente, pero por dentro gritaba de la emoción. De solo pensar que quizás lo vea con poca ropa nuevamente, me daría un infarto!!!.

Cuando entramos me señala el teléfono y se va a su habitación, yo aviso a mis padres, y al colgar me dirijo a su cuarto.

Al entrar a su habitación me sorprendió verlo acostado en la cama boca arriba, con un brazo detrás del cuello y el otro parcialmente en su abdomen, con solo unos bóxer negros y medias blancas tobilleras; quede sin aire! y me dice,

—Acuéstate de una vez!

—Donde?... Tienes una colchoneta o en el sofá de la sala?— Le pregunte con voz nerviosa.

—No seas pendejo! ...aquí  en mi cama!

—Y hay espacio para los dos?— Idiotizado y nervioso, ya que su cama era individual y estaba pegada a la pared.

—Si!!!... Termina de acostarte que no te voy a violar!!!— Con voz fuerte e indicándome que mi lado es el de la pared.

—Que bueno porque soy virgen...— Respondí nervioso y a modo de chiste.

Apague la luz para que él no notara mi erección, me quite la camisa y el pantalón. Me subí a la cama con mucho cuidado para admirar discretamente su atlético cuerpo, quedando finalmente de espaldas a él y frente a la pared, ambos estábamos sin arropar debido al calor de la caminata.

Mi corazón latía muy rápido,

—Esto es real o estoy soñando?— No lo podía creer... era algo Ines-perado.

Esclavo de mi fantasía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora