Confesiones de Samir III, "El profesor"

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Gracias a la travesura de Inés, ese día perdí dos clases y un examen importante, las clases no eran problema pero el examen ponía en riesgo la aprobación de esa materia, así que al siguiente día fui a suplicarle al profesor una oportunidad la cual me negó rotundamente.

Manuel (el profesor) era gay declarado y muy afeminado de 30 años aproximadamente, un tipo normal algo pasado de peso y yo sabía que le gustaba ya que siempre que tenía oportunidad miraba mi entrepierna.

En su oficina luego de negarse a darme la oportunidad, decidí crear una nueva opción, muy arriesgada, si...! pero si confío en algo es en mi habilidad de seducción. Cuando me disponía a salir cerré la puerta con seguro, regrese a su escritorio y le dije con voz dominante,

—Manuel... (tuteándolo) tú tienes algo que quiero y yo algo que quieres, vamos a resolver esto de una manera más creativa.

Manuel sorprendido por mi actitud seductora y nervioso, se ajusta en su silla tratando de recobrar la compostura, y yo continúo,

—Todos tenemos necesidades y yo sé que es injusto pedirte un favor tan especial sin ofrecerte algo especial... yo no te pido que me regales la calificación, solo la oportunidad de entregarte un proyecto extra y algo más...

Me coloco al lado de su silla recostándome del escritorio con las piernas cruzadas (yo vestía jeans negros, playera amarilla y zapatos blancos), mientras coloco una mano cercana a mi entrepierna y con la otra me arreglo el cabello.

Podía ver el deseo dominar los ojos de Manuel y su cuerpo temblar (ya estaba en mis manos) entonces el responde con voz nerviosa,

—Algo más..? (Tratando de ponerse serio y continúa) ...Si estás ofreciéndome dinero...— He interrumpiéndolo, tomo su mano, la llevo a mi entrepierna y le digo,

—Por favor Manuel... estamos en confianza!... Lo quieres chupar?

Con mi otra mano bajo el cierre de mi jeans y llevo su mano adentro (mi pene se está comenzando endurecer).

Manuel asiente con su cabeza confirmando su deseo y abre la boca humedeciendo sus labios.

Me quito el cinturón y el botón del jeans bajándolo con el bóxer a la vez. Me siento en el escritorio frente a él con mi pene completamente erecto y me saco la playera con ambas manos y le digo,

—Vamos Manuel... mira cómo me tienes!

Y él se abalanza a chupar desenfrenadamente acariciando mis fuertes piernas. Me inclino hacia atrás apoyado en mis manos y le digo,

—Oh... sigue así! ...Vamos Manuel... cométela!!!

El me veía detallando cada músculo, tocaba mi torso, saboreaba y observaba mi pene me tuvo hay sentado casi 30 minutos; por momentos yo le decía,

—Espera... me tienes a punto de acabar!— Había que darle suficiente para tenerlo en mis manos.

Hasta que por fin me dijo,

—Lléname la boca de leche... me la quiero tragar!!!

Lo tome por su cabeza y marque el ritmo enterrando su cara contra mi pene, podía sentir como me olía. Manuel estaba deseando con todas sus fuerzas tragar mi semen así que acelere lo necesario para acabar y fue así como entre:

—Voy... voy... voy... ohh... profe... ahhh

Fui llenado su boca con mi néctar. Tengo que reconocer que no se desperdició nada, lo trago todo y dejo mi pene limpio. Y dijo,

—Te sabe  divino!

Me levanto, comienzo a vestirme y le pregunte,

—Cual es mi proyecto extra?

Él toma una hoja, escribe la asignación y dice,

—Te has ganado la oportunidad, aquí tienes.

—Pero Manuel esto es muy largo!

—Me dijiste que no te regalara la nota, pero si quieres negociar otra vez me avisas.

Yo sonrío y le digo:

—Ok, tienes razón...!— Cuando estoy saliendo le sonrió nuevamente y digo,

—...Ahh que tengas buenas noches!

Voy caminando buscando información en el teléfono relacionada con el proyecto, confundido y preocupado también por otros exámenes en puerta. Y aparece Martin!,
le muestro lo que estoy investigando mientras le cuento lo mucho que tengo que hacer y me dice,

—No te preocupes Samir deja eso proyecto en mis manos.

Martin como ya les conté es mi amigo desde la secundaria, sé que le gusto pero el trata de ocultarlo. Y aquí está él estudiando otra carrera ofreciéndose hacer un proyecto que no tiene nada que ver con sus estudios.

—De verdad harías eso por mi? ...Cuanto me cobraras?

—Nada! Para eso son los amigos!

—Muchísimas gracias!— Y le doy un abrazo espontáneo.

Al separarnos pude ver por un instante ese deseo reprimido en sus ojos, se sonrojó y se despido rápidamente.

Si... lo sé! ...me estoy aprovechando de él, pero como siempre veré la manera de recompensarlo...

Esclavo de mi fantasía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora