La lluvia mata a la semilla

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Madre, muchas veces el exceso de lluvia mata a la semilla. Recuerda madre, que somos adolescentes y... ¿que es lo que ello quiere decir?, que adolecemos de todo y precisamos de todo para aprender.
  Da miedo el morir; a nadie le recomiendo este tragico final para una vida miserable, pero muchas veces la miseria acaba en una decisión, y es irrevercible su determinación. La semilla se vuelve negra de tanto que la lluvia lloro a su lado.
  Yo me doy en esta fase de mi vida como una extensa lluvia que cae sobre la tierra suavisando todo lo que su cuerpo de agua moja, y a su partida solo deja canticos de soledad y una gran cantidad de ojos mojados de angustia, una soledad. Y la semilla es la que se ahoga en ese frio, en esa superficie acuosa, que ya no puede germinar; asi estoy ahora, como la semilla que ha quedado solo en medio del campo donde previamente cayo la lluvia; ahogandome en mi propia lluvia.
  Mi semilla ya no podrá ser más ningún tipo de germen excepto el de la muerte. Solo podre bailar cuando el sol haya secado mi cuerpo y tras el camino de penumbra llegue a la luz, si es que el peregrino me lo permite.
  Da miedo morir. Si. Pero no hay mas camino frente al desarraigo, a la maledicencia, al desamor, al martirio de no saberse amado o comprendido.
  Aquel dia llovio con tristeza y el lago de mi sepulcro se lleno como un cantaro desbordado. Todo mundo sabe que la lluvia significa vida, trae consigo la alegria de vivir, del germinar, pero en mi se ha apagado esa farsa, porque yo sucumbiré ante su magneficencia. En mi, esa lluvia se ha de convertir en el panteón de mi doblegado cuerpo, de mi miserable intolerancia de mi fallida búsqueda.
  Ese dia la lluvia lleno mi estanque y don Agucho ni se dio cuenta. Ese dia todo encajaba perfecto como en un montaje teatral, como en una coreografia dancística, como en un armazon músical.
  Todos distraidos en sus quehaceres cotidianos; los profesores, organizando el festival de aniversario;  los policias persiguiendo al corrupto de la región; los curas, cansando a todos los desapercibidos, y por ultimo, los psicologos, exhumando los sentimientos de algun arrepentido. Y yo, estaba preparando mi redencion.
  Llovio, como ya dije, y esa lluvia me sedujo como a una princesa lo seduce un principe millonario y bonachon.
Me acerce estaba tan silenciosa, callada y fria; probe su cuerpo estaba tan frio que parecia muerto, sin vida, tantee unas cuantas veces antes de decidirme a entregarme a su cuerpo sereno; lo hice, senti como miles de agujitas pequeñas picoteaban mi cuerpo desnudo; resbale unas cuantas veces en el suelo mojado, desapareci otro tanto de veces y volvi a salir triunfante, dominante, jugueton que decidi prolongar mi letal decision por unos momentos más, al cabo del cual, solo senti un timbrar en mi timpano y una oscuridad total.
  El timbre de la casa sonaba desesperado, despertando a mamá con su característico reniego cuando alguien la despertaba sin el minuto justo que completaba su sueño para no levantarse irascible. Era Doña Marga que traia las ultimitas del puerto; un embarque lleno de aguajes shambo acaba de llegar al puerto Venecia... Mi madre no espero que la señora acabara la frase y ya estaba vestida dejando las indicaciones de la cocina, la sala, de los cuartos; limpieza y preparacion de comida; corrio a la despensa cogio unos costales de fibra y sin desperdirse se perdio en el gentio del mercado. Nos tocaba solo hacer las tareas indicadas si no querias la tortura de medio dia. Nos tocaba, digo, porque siempre consideraba parte de las tareas a mi Reyecito, aunque el solo fingiera ayudar y sirviera solo de compañia Lo cierto era que se tenia que cumplir si o si: cuidado vaya a estar sucio algo en el lavabo a su regreso. Nunca se olvida de un castigo pero jamas recordaba un elogio

SOBRE LAS ALAS DE UN COLIBRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora