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Draco's POV

No puedo dormir.

Debería ser ya eso de la media noche, pero no puedo conciliar el sueño. Había descansado un poco en la tarde, pero me desperté agotado y sudando. No recordaba de qué había sido la pesadilla que había tenido; solo que definitivamente no quería regresar a ella. Después de eso, simplemente no había podido regresar a un sueño descente.

Esta tarde  recibí correspondencia de mi madre lo cual realmente me alegró la semana.  Hablar con mi madre me traía un sentimiento de paz. Me hacía recordar que fuera de este castillo había gente que genuinamente se preocupaba por mi; alguien a quien el importaba. Extrañaba conversaciones con ella mientras desayunábamos en la Mansión. La extrañaba a ella, pero raramente lo admitiría.
Me estaba contando sobre el jardín y como han estado floreciendo blancas rosas en él, y como los pavos reales se paseaban intentando comerse algunas de estas.

Ha pasado ya casi medio mes desde que no hablo con Nott ni con Annora. No estaba molesto con ninguno de los dos; ni celoso.
Después de un par de días solamente, mi cabeza entró en razón y supe que nada de lo que pasó en esa clase significó nada y mucho menos que Nott hubiese hecho algo deliberadamente para molestarme o hacer algún tipo de movida en Annora. Snape los puso como pareja, y él hizo todo lo posible para ayudarla y que saliera bien. Como cualquier mejor amigo haría.

Por otro lado, y la razón por la que de todas formas seguía sin dirigirle la palabra a ninguno de los dos, es porque me había decidido a poner mi guardia alta una vez más. Eso no significa que comenzaré a tratar a Ann como una basura o nada parecido; pero definitivamente no planeaba seguir siendo tan blando y sensible.

Me dejé llevar más de lo que debía; me dejé envolver en los sentimientos que crecían en mi pecho como fuego cada vez que la tenía cerca y me olvidé que soy un Malfoy y ella... una Edevane. Nacida de muggles.

No puedo arriesgar que más gente se de cuenta, no puedo dejarme llevar más por sus ojos o su sonora risa. No puedo dejarme envolver por como cuando se frustra no puede dejar de tocarse el cabello y acomodar su ropa desesperadamente, o como muerde su pulgar cuando algo invade su mente. No puedo seguir llenándome la cabeza de ideas de cómo sería la vida con ella, si siquiera me ve como algo más que una serpiente arrogante que odia a sus amigos leones.

Pero sobre todo, que mi decisión de continuar dejándome consumir por cada pequeña cosa que inexplicablemente hacen que mi interior se sienta tranquilo y mi mente llena de armonía, podría  llevar a que el rumor llegase fuera de las grandes paredes del castillo y eventualmente a los oídos de mi padre. Acción cuál, podría ponerla en riesgo a ella. Y eso es lo último que permitiré en esta vida, que ella esté en cualquier tipo de peligro.

Me encontraba caminando sin rumbo específico, pero siendo bastante precavido, por los pasillos del castillo adyacentes a las mazmorras. Hasta que de uno de los salones de clases escuché caer un objeto al mismo tiempo que un pequeño chillido, lo cual obviamente captó mi atención. Fruncí el ceño mientras metía mi mano en mi bolsillo derecho para agarrar mi varita, y con paso lento pero decidido, me acerqué para ver qué había sido la fuente del ruido.

Annora's POV

"Maldita sea Annora, ¿eres estúpida o te haces?" era lo único que podía repetirme mentalmente. A mi y solo a mi se me ocurriría practicar el hechizo que Harry nos había enseñado hoy, en mitad de la noche, fuera del toque de queda, y con un objeto tan ruidoso como un cáliz.

Hoy había tomado lugar la primera reunión oficial del Ejército de Dumbledore, después de haber convencido a Harry que era momento de comenzar a prepararnos, pues ahora que El Señor Tenebroso estaba de vuelta no había vuelta atrás.

El último encantamiento practicado hoy había sido Reducto, y Ron había logrado manejarlo a la perfección antes que yo, y definitivamente no iba a dejarme ganar por él. De todas formas, Lavender y Parvati no dejaban de hablar en el dormitorio y Fay no podría haber estado roncando más sonoramente; así que decidí salir a practicar el hechizo... sin mucha mejora luego de unos treinta minutos de intentos sin resultados prometedores.

Mientras me agachaba a recoger el cáliz que había encontrado en el salón de Transfiguraciones con una mano, con la otra evitaba que mi liso cabello cayera en mi cara, pude ver la luz proveniente de una varita a solo unos centímetros de la puerta. Sin pensarlo dos veces me moví al lado y agarré mi propia varita, dejando caer todo mi cabello encima de mi cara pero sin siquiera prestarle atención a esto, pues mi corazón se había detenido rápidamente.

Se sintió como que horas habían pasado en lo que lentamente la puerta  se abría, finalmente revelando a un muy confundido Malfoy. A penas hicimos contacto visual, él bajó su varita y yo cerré los ojos; dejando salir el aire que ni siquiera sabía que estaba aguantando.

-Me has asustado a muerte, Malfoy.

-Dices tú. La última vez que revisé no era yo quien esta jugando con copas en mitad de la madrugada. -dijo serio, pero sin molestia alguna en su voz. -¿Qué haces aquí, de todas modos?

- No podía dormir -solté de una. Técnicamente no estaba mintiendo, pero tampoco iba a decir la verdadera razón.

- Yo tampoco. -dijo sin más, mientras se recostaba de una mesa y cruzaba los brazos sobre su pecho. 

Por un momento el aire se tornó pesado, e incómodo. Habían pasado dos semanas desde la última vez que Draco si quiera me había dirigido la mirada. De un día para otro pasó de ser el Draco que miraba la noche estrellada conmigo y me daba su abrigo, a el Malfoy que había conocido desde el primer año.

Al principio no podía dejar de preguntarme por qué su repentino distanciamiento había retornado, pero con tanto pasando al mismo tiempo no había podido meterle tanta cabeza tampoco. Trabajos escolares, los sueños de Harry que solo se vuelven más vividos con el pasar de los días; era mucho como para solo enfocarme en por qué alguien que toda su vida me había tratado mal, y solo por un mar de meses bien, había regresado a su estado habitual de ignorar mi existencia.

De todas formas, eso no evitaba que una parte de mi en el fondo extrañara sus nuevos tratos.

- ¿Cómo has estado? -dijo Malfoy sacándome de mis pensamientos. Volteé la cabeza y clavé mi mirada en la suya. Pude ver sus pálidos ojos grises escanear mi rostro, y reconocí el sincero tono en su pregunta. Lo cual me sorprendió bastante.

- Bueno... el profesor Binns y sus interminables tareas realmente no están aportando mucho a mi estabilidad mental o buen humor. -solté una leve risa y el hizo lo mismo.

- Dímelo a mi. Ya estoy harto de los interminables ensayos de Umbridge y sus estúpidas reglas.

Bufé ante esto, rodando los ojos y susurrando un "ni me lo digas" a lo cual Draco rió suavemente.

Por un momento no supe que más decir, pero sentí como Draco se acomodaba en su lugar y miraba a su al rededor. No decía nada, pero podía sentir que disfrutaba de la situación: el silencio, la oscuridad, el hecho de que estuviéramos solo nosotros dos en el salón.

(...)

Antes de que pudiese notarlo, se habían hecho las dos se la madrugada. Entre risas leves, mayoritariamente de mi parte pues Draco había mantenido un tono serio en todo, y conversaciones triviales se había pasado la noche. No fue lo mismo que la vez que estuvimos en la Torre de Astronomía; sentí a Draco un poco más distante esta noche, más frío en comparación. Pero no me quejaba en lo absoluto, pues de todas formas podía sentir ese incomprensible calor en mi pecho al final de la velada.

Solté un leve bostezo que intenté ocultar al bajar la cabeza, pero Draco fue rápido en notarlo.

- Deberías regresar y dormir un poco, estoy seguro te espera un largo día por delante. Y no hará ningún bien que no descanses bien.

Sin mucha vuelta, Malfoy se despidió de mi y con cuidado se regresó a su dormitorio en lo bajo del castillo, mientras yo solo me quedé unos minutos mirando a la nada procesando lo sucedido, y si tuviese un espejo al frente, pudiese haber visto la imborrable sonrisa torcida que estaba en mi rostro en esos instantes.

Pequeño Secreto | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora