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Annora's POV

Mañanas, tardes, noches, horas libres; ya he intentado de todo para poder hablar con Draco pero nada ha funcionado. Después de eso que dijo la última vez que nos vimos no hemos vuelto a hablar ni vernos luego de clases. Cabe mencionar que muchas veces hemos cruzado miradas en el comedor o en los pasillos del castillo, pero ninguno de mis esfuerzos por acercarme y hablar han dado frutos.

Esa noche casi no pude pegar un ojo, y sin esperar un minuto más a la mañana siguiente a primera hora fui a despertar a Ginny para contarle lo sucedido. No fue fácil hacerla levantar, pero cuando le dije de golpe todo lo que pasó no faltó ningún Aguamenti para hacerla levantarse de la cama. Ambas estábamos muy confundida y no llegamos a ninguna conclusión prudente, pero estaba segura que esto no lograría "simplemente ignorarlo".

Hoy gracias a Merlin nos tocaba Aritmancia a la primera hora, así que a penas llegue al Gran Comedor serví en mi plato una cucharada de huevos revueltos con una tostada con mantequilla acompañada de una copa de jugo de Calabaza y no perdí ni un segundo más en comenzar a ingerirlo todo.

-Si antes pensaban que yo comía rápido, miren a Ann ahora -dijo Ron en un tono divertido a Harry y los gemelos.-

-Si no es mucho preguntar, -comenzó a decir George.-

-¿A qué se debe tu inusual rapidez al desayunar? -terminó Fred con una sonrisa divertida.-

-Quiero llegar rápido a Aritmancia -alcé los hombros restándole importancia al asunto y devolviendo un ritmo normal a la forma en la cual comía.-

Ginny llegó a los pocos minutos y se unió a nuestra conversación sobre qué haríamos para el partido de Quidditch que tendría lugar este fin de semana próximo. Con la mirada buscaba a Draco en la mesa de las serpientes, pero de nuevo no lo encontré. El día anterior tampoco se había presentado, y dado que Crabbe y Goyle tampoco estaban, concluí que deberían o de estar comiendo fuera o pasando el rato en las mazmorras.

Unos minutos antes de que tocara el timbre indicando el inicio de las clases tomé mi mochila y mientras la pasaba por mis hombros me despedí de los chicos y Ginny, y comencé a caminar junto a Neville al salón de Aritmancia.

-Mi abuela me preguntó por ti el otro día.- dijo mi amigo con una sonrisa bastante tierna.- También me decía que te mandara saludos de su parte, y que estás invitada a quedarte en las navidades si gustas.

-Oh que lindo de su parte -le devolví la sonrisa.- Dile que muchísimas gracias, y que lo consideraré.

Neville y yo habíamos sido muy grandes amigos desde que nos conocimos en el Expreso de Hogwarts hace 5 años, y cada vez que podía iba a visitarlo a su casa durante las vacaciones. Su abuela era un amor de persona, y hacía unas muy buenas galletas. Los dos siempre hemos sido muy apegados, aunque no tanto como lo soy con Harry y Ron.

En menos de lo que nos dimos cuenta y tal vez sea a la animada charla que mantuvimos en todo el trayecto llegamos al aula donde ya se encontraban algunas serpientes y Hufflepuffs. Tomamos lugar en nuestro puesto habitual y mientras volteaba para ver si Draco ya se encontraba en el aula, la profesora Vector comenzó la clase, no sin antes cruzar mirada con el rubio que venía a penas entrando al aula.

(...)

Esta era mi oportunidad, habían dejado una asignación para la próxima clase que mínimo abarcaría 2 pergaminos enteros y no había manera de que Malfoy pudiera hacerlo sólo, lo que fue confirmado por sus nuevos y mejorados quejidos de hoy. Justo en el momento que tocó la campana me paré sin siquiera voltear a ver a Neville y corrí a la mesa donde Draco recogía sus cosas.

Pequeño Secreto | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora