Parte 13

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No era inusual que la secta Gusu Lan recibiera nuevos discípulos y estudiantes de otras sectas pero sí lo era recibir a líderes de sectas menores que venían a presentarle al primogénito a Lan Qi Ren.

Los visitantes eran viejos amigos del viejo Lan. Todo era normal excepto quizás que el bebé que traían consigo, se enamoró del segundo jade. Desde que lo vio chillo para correr a su lado y no lo dejaba solo, los padres del niño se disculparon con Hanguang Jun e intentaron alejarlo pero el niño no cedía. Hanguang Jun permitió que el niño estuviese a su alrededor sin tanto problema. Los problemas vinieron cuando Wei Ying llegó.

Wei Ying fue y era un niño que no tenía nada de egoísta, solía compartir sus cosas y darle a los demás aunque él se quedara sin nada. Jamás había sentido deseos de ser egoísta y acaparar la atención de algo o alguien. Hasta que vio como otro niño, al igual que él, jugaba con su Lan Tan.Al principio, todos pensaron que se llevarían bien, eran de la misma edad, relativamente hablando pero lo que nunca esperaron fue que Wei ying se enojara y gritara:

—Lan Tan mío —Wei Ying corrió hasta donde se encontraba el otro infante, empujándolo y haciéndolo caer para tomar la posición que había ocupado, el otro niño iba a llorar pero al ver como Wei Ying tomaba su puesto, también se enojó y comenzó una pelea entre los más pequeños.

Lan Qi Ren iba a explotar de la rabia ante tal comportamiento inapropiado.

Cuando por fin lograron separar a ambos niños, Wei Ying fue regañado duramente por Lan Qi Ren por comenzar la pelea, Lan Wang Ji no pudo defenderlo, el pequeño Wei Ying estaba conteniendo sus lágrimas hasta que vio como nuevamente el otro niño se escapaba de los brazos de sus padres para ir a aferrarse a las piernas de Lan Zhan.

Y como Lan Zhan no iba hasta Wei Yin para cargarlo y consolarlo, no pudo evitar comenzar a llorar y solo optó por correr lejos de allí.

A los adultos les tomó unos segundos reaccionar, Lan Wang Ji fue el primero en moverse pero, se vio detenido por el otro niño, zafandose de su agarre persiguió a Wei Ying, no fue díficil alcanzarlo.

El pequeño se había detenido en el jardín de castigo y se había arrodillado, seguía llorando y Lan Zhan se acercó a consolarlo Wei Ying cuando notó esto se alejó de él. Nada le había dolido tanto a Wei Ying como saberse desprotegido sin Lan Zhan.

Lan Zhan no sabía cómo acercarse a Wei Ying sin que este retrocediera. En verdad, el pequeño estaba dolido.

—Wei Ying, ¿por qué comenzaste la pelea? —al creer que sería regañado de nuevo y ésta vez por Lan Zhan, comenzó a llorar sin consuelo alguno.

Lan Zhan aprovechó la oportunidad para tomar a Wei Ying en brazos y el niño se removió entre ellos, no quería ser regañado por la persona a la que más quería.

—No, no —Wei Ying golpeaba el pecho de Lan Zhan con sus pequeñas manos— Lan Tan malo, Lan tan no querer Wei Ying.

El pequeño al decir eso volvió a llorar y se abrazó a Lan Zhan.

—Wei Ying quiere muto Lan Tan ¿Por qué Lan Tan ya no quiere Wei Ying? —lloraba tristemente el niño, Lan Zhan se congeló unos instantes y luego respondió:

—¿Quién dijo que no te quiero?

—Wei Ying vio. Lan Tan cargaba otro niño. Wei Ying regañado por tío viejo y Lan Tan no ayudo Wei Ying —hipaba el bebé. las palabras eran como agujas clavadas en el corazón de ambos. Lan Zhan nunca pensó que simples acciones podían lastimar tanto a Wei Ying.

Y claro está, Lan Zhan nunca había permitido nada así, quizás con Lan Si Zhui cuando era un bebé pero, en aquel entonces, Wei Ying era un adulto y estaban en otros términos. Ahora, el Wei Ying de tres años se sentía desplazado por otro niño. Internamente, el corazón de Lan Zhan se aceleró y se inundó de ternura al saber que el pequeño lo quería tanto que se había sentido inseguro solo por verlo con otro.

—Wei Ying, te quiero mucho. Lan Zhan ama a Wei Ying con todo su corazón —el pequeño lo miró aún con lágrimas en los ojos.

—¿Hata la luna? —preguntó con voz nasal el bebé.

—Te quiero, desde aquí hasta la luna y de regreso.

—Muto, eto e muto —la voz impresionada del pequeño recobraba la felicidad.

—Así es, nadie quiere más a Wei Ying que yo —lo decía con tal seguridad que un emocionado niño le dio un beso en la mejilla.

—Lan Tan mío, Wei Ying también ama Lan Tan. Lan Tan mío, tolo mío —repitió esas palabras muchas veces, viéndolo a los ojos Y volvió a darle un beso en la mejilla.

Lan Zhan habría estado aún más encantado con aquellos besos, si tan solo Wei Ying no hubiese dejado impregnada sus mejillas de mocos después de haber llorado tanto. Lan Zhan quería limpiar la húmeda y fría sensación pero lo soportó por Wei Ying; una vez más. 

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Si lloré, ¡ains! no pensé que iba a llorar escribiendo esto. Sorry, no puedo ver a Wei Ying sufriendo.

Los problemas del segundo jade [WangXian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora