||1|| ¿Bailamos?

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La música, para algunas personas, es una parte esencial de sus vidas. Algunos ven en ella una forma de escapar de la realidad; otros, la ven como un medio de expresar lo que en ocasiones no pueden poner en palabras. Para la mayoría, la música es muy importante. Sus silencios y sonidos combinados, la armonía, ritmo y melodía. Para algunas personas, la música es vital.

Hay música en todos lados, y eso, a Hinata Shoyo le encanta.

Era un joven de diecisiete años, con cabello anaranjado y ojos castaños. Había practicado danza durante casi toda su vida. Le fascina bailar. Le encanta la sensación de desconexión que lo invade cuando deja que cada músculo de su cuerpo se mueva al compás de una suave melodía. Desde su cabeza hasta la punta de sus dedos, todo era poseído por la embriagadora música.

Le encantaba bailar cualquier cosa pero, definitivamente, el ballet era su favorito, por lo que esperaba que ese nuevo comienzo saliera de la mejor manera posible.

Le había dado vueltas a la idea miles de veces. Luchó contra sus inseguridades durante varias noches hasta que un día tuvo el valor de dar el siguiente paso, y esperaba con todo su corazón no haberse equivocado nuevamente.

Aquella mañana en la escuela había sido muy aburrida. Lecciones de matemáticas, ciencias o lenguas a las que no les prestó mucha atención. Desde que tenía memoria, solo podía pensar en una sola cosa: bailar.

Cuando salió de la preparatoria no tardó absolutamente nada en correr a su bicicleta y dirigirse al lugar que esperaba fuera su rincón para escapar del mundo. La tarde fresca de otoño se encargó de ser la compañía del joven de cabellos anaranjados que se dirigía lleno de emoción a la Academia Karasuno de Deportes y Artes. Había escuchado maravillas de aquel lugar y, luego de una experiencia desagradable en su anterior academia, la idea de empezar de nuevo le ponía la piel de gallina. Un lugar nuevo, sin malos recuerdos, sin gritos, sin profesores malévolos. Solo él y la música.

Sentía que sus manos sudaban en el agarre del manubrio, ya que además de estar emocionado, estaba sumamente nervioso.

Divisó el gran edificio a la distancia y a un montón de chicos y chicas a sus alrededores, supo que eran deportistas.

Respiró profundo al ver que estaba por llegar. Se bajó de la bicicleta cuando llegó a la entrada de los terrenos de la academia y tragó saliva.

"Tranquilo, no pasa nada. Respira". Se dijo a sí mismo.

Los malos recuerdos lo volvieron a invadir inevitablemente, pero intentó apartarlos de inmediato. Caminó con su bicicleta a su lado hasta la zona para dejarla. Sus ojos se paseaban por todo el lugar mientras intentaba no sentirse ahogado por las emociones que lo invadían. Caminó con nerviosismo hasta la entrada principal del edificio pero se detuvo de golpe. No tenía muy en claro hacia dónde ir ni a quién consultar por ayuda. Estaba solo y no conocía a nadie.

Se aferró a su bolso con sus pertenencias al escuchar muchísimo ruido de repente: gritos y risas escandalosas. Se volteó para descubrir que se trataba de un grupo de muchachos. Algunos parecían de su edad, otros parecían mayores, pero sin dudas, todos estaban felices. Bueno, quizás todos menos uno.

—¡¿Pueden dejar de hacer tanto ruido?! —gritó un chico alto de pelo negro— ¡Van a regañarnos!

La amenaza del muchacho pareció no tener mucho efecto en los demás que iban con él, pero luego su mirada cambió a una amenazante y llena de furia. Hinata, al igual que los demás, tragó saliva al ver su expresión. Pensó que parecía el padre del grupo.

Aprovechó la calma para observarlos un poco. Era un grupo un tanto numeroso de adolescentes que vestían ropa deportiva. Apretó más la correa de su bolso color negro al ver que los demás fijaban su atención en él de repente. Su altura y el considerable sonrojo que seguramente tenía lo hacía ver como un cachorro indefenso, y Hinata detestaba ese sentimiento.

ʟᴇᴛ'ꜱ ᴅᴀɴᴄᴇ ||Haikyuu AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora