ʟᴇᴛ'ꜱ ᴅᴀɴᴄᴇ ||Haikyuu AU||

||12|| Lluvia y confusión

Las cosas entre el grupo de amigos habían comenzado a complicarse de tal forma que todos lo habían notado inevitablemente. Aquello era algo que a Sugawara le molestaba demasiado.

El chico de cabello gris estaba tan acostumbrado a siempre ver a todos felices y alegres que comenzaba a sentirse también un poco desanimado por aquella atmósfera molesta.

Había estado observando atentamente el comportamiento de los chicos a su alrededor y comenzó a notar ciertas cosas en cada uno de ellos.

Hinata, por alguna razón que él desconocía, había comenzado a bailar con más decisión y pasión que nunca. Parecía haber llegado a un punto en el que quedar seleccionado en la audición pasó a ser una necesidad para él. Podía ver fuego en sus ojos en cada salto que daba, lo que le daba un aura distinta al pequeño pelirrojo. Esperaba ansioso correcciones de su parte y demandaba que el maestro le prestara atención en todo momento.

El resto de sus bailarines, en especial aquellos que también iban a participar en aquella audición, estaban muy estresados. Bailaban tanto que parecía que era lo único que eran capaces de hacer o pensar.

Algunas veces, Suga iba a la pista de hielo para ver cómo iba Yamaguchi con su programa corto y se dedicaba a darle consejos para mejorar también a él. Junto con Minami, el chico de cabello gris pensaba que el pequeño patinador podría tener un maravilloso debut en la serie Grand Prix si seguía entrenando de aquella forma. Sin embargo, Suga notó que Yamaguchi también estaba distinto. Ahora tenía su cabello atado en una media cola de caballo todo el tiempo, lo que dejaba ver perfectamente su mirada seria. Quizás para muchos era un detalle insignificante, pero no lo era para Suga, quien sabía que el patinador tendía a esconder su rostro detrás de sus cabellos.

El equipo de vóleibol también estaba un poco extraño, sobretodo Kageyama y Tsukishima. Suga tenía muchas ganas de preguntarle a Daichi qué pasaba con esos dos, pero el peligrís había comenzado a notar que pasaba cada vez menos tiempo con su pareja. Suspiró pesadamente ante ese pensamiento. Comenzaba a extrañarlo demasiado.

Suga era conocido por estar siempre sonriendo y ayudando a los demás. Le gustaba ver a sus amigos felices y en su mejor forma. Adoraba ayudarlos a superar sus dificultades y a crecer en sus deportes. Sí, así era el Sugawara Koshi de siempre. Pero aquella tarde, ni siquiera él mismo podía reconocerse.

El peligrís se había quedado solo en su salón de baile mientras observaba por la ventana cómo la lluvia caía y golpeaba fuertemente el cristal. La clase había terminado hacía rato, pero había decidido bailar un poco más por su cuenta. El joven sentía que podía pensar mejor y relajarse si estaba bailando, por lo que luego de despedir a sus alumnos, encendió el parlante y se sumergió en su propio mundo.

El chico sentía necesidad de estar solo y pensar en alguna manera de poder ayudar a sus amigos, pero no se le ocurría ninguna buena idea. Suspiró pesadamente ante la frustración, pero intentó animarse pensando en que aquel tiempo a solas le venía bien para relajarse un poco de la universidad y demás cosas. Además, de esta forma le daría tiempo a Daichi para terminar su práctica y así poder pasar aunque fuera un momento juntos.

La música, una melodía triste y nostálgica, era su única compañía. El chico la eligió apenas la escuchó. Sus manos contaban una historia triste, pero el chico no entendía bien la razón. Sabía que no estaba en su mejor momento, pero no entendía su necesidad de bailar algo como eso.

Sin embargo, el chico intentaba dar lo mejor de sí a pesar de todo. Su mente había estado muy alterada los últimos días. Había asistido a partidos del equipo de Daichi, dado clases extra para sus pupilos y había pasado casi toda una noche regañando a Oikawa por no cuidarse apropiadamente.