El chico de cabello naranja despertó aquel fin de semana lleno de energía y buen humor, algo que no todo el mundo tenía la dicha de experimentar. Estaba muy contento por la manera en la que las cosas se estaban dando a su alrededor: había hecho un excelente trabajo en la audición, sus amigos también habían quedado seleccionados y Yamaguchi y Oikawa habían brillado en sus competencias. Todo estaba perfecto y se sentía agradecido por todo aquello.
Se lavó la cara y los dientes y pensó que salir a correr un rato sería un buen plan para un sábado por la mañana.
Él sabía que no debía esforzarse de más, pero su mente no le permitía pensar en muchas cosas que no fueran la danza. A pesar de ser candidato para el papel estelar, era consciente de que debía seguir trabajando si quería llegar a vencer a Akemi, por lo que no debía confiarse y abusar de su suerte.
Suga le había ordenado tomarse las cosas con calma e intentar relajarse unos días como recompensa a su buen trabajo. De esa manera, le daría tiempo a sus pies de terminar de sanar, pero para ser honesto consigo mismo, lo que menos quería hacer en esos momentos era descansar. Quería bailar, saltar, girar y mil cosas más.
Se puso ropa cómoda y tuvo la intención de ir a desayunar para luego salir a entrenar. Quiso revisar sus redes sociales antes pero, por más que lo intentó, no pudo encontrar su teléfono. Intentó hacer memoria, pero sus intentos fueron inútiles.
Luego de llegar a casa la noche anterior una vez terminada la competencia de Oikawa, se fue a dormir de inmediato y, por un instante, temió la posibilidad de haberlo olvidado en casa de Kuroo. Se regañó mentalmente por la situación, después de todo, ya casi cumplía dieciocho años y tenía que empezar a ser un poco más responsable.
—¡Natsu! —exclamó desde su habitación al ver que claramente su celular no estaba allí — ¿Has visto mi celular? ¡Olvidé dónde lo dejé anoche!
El chico revisaba en cada rincón que se le ocurría, mas no encontraba el aparato y su hermana no respondía.
—¡¿Natsu?! —repitió aún más alto. Se cubrió la boca ante la idea de que quizás la pelirroja menor siguiera durmiendo.
—¡Deja de gritarme, Shoyo! —dijo la chica entrando a la habitación del Hinata mayor con el ceño fruncido.
La joven tenía unas grandes ojeras debajo de sus ojos castaños y su cabello estaba desordenado. Shoyo supuso que, para variar, se había quedado hasta tarde jugando videojuegos.
—No hubiera gritado si me hubieras respondido en primer lugar —se excusó—. Y en serio deberías dejar de acostarte tan tarde. No es bueno para ti.
La chica hizo gestos de burla antes de arrojar el celular hacia su hermano y echarse en su cama.
—¡Ah! ¿Dónde estaba? —preguntó con una sonrisa ya con el objeto en manos.
—Lo dejaste en el sofá anoche —respondió con simpleza y con voz adormilada.
El pelirrojo aprovechó para responder algunos mensajes y revisar sus redes por un rato. Se sentó en la cama junto a Natsu en silencio. Al escucharla quejarse levemente, el chico rió por lo bajo.
—¿Dormiste algo siquiera? —preguntó tocando su cabeza.
—En realidad, iba a acostarme ahora mismo.
—¡¿Ah?! —exclamó— ¡Natsu!
—Tenía que pasar ese maldito nivel, ¿okey? —se excusó.
Shoyo sonrió levemente antes de volver a hablar.
—Algún día podría pedirle a Kenma que te ayude con tus juegos —comentó—. Es muy bueno en los videojuegos.
—¿Quién?
ESTÁS LEYENDO
ʟᴇᴛ'ꜱ ᴅᴀɴᴄᴇ ||Haikyuu AU||
FanfictionLa música puede llegar al corazón de las personas con suma facilidad. Aquellos que entregan su cuerpo y alma a ella están condenados a ser sus esclavos de por vida. -¿Bailamos? Disclaimer: AU de Haikyuu en el que algunos chicos se dedicarán a practi...