||21|| Él es especial

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Después de un fin de semana totalmente agotador, mentalmente hablando, los bailarines y patinadores lograron establecer una pequeña rutina funcional para todos.

Oikawa no había mentido cuando había dicho que su apartamento se encontraba en una ubicación bastante conveniente. Todos podían tomar el tren, autobús o incluso caminar hasta sus respectivas academias, universidades o escuelas. Todos tenían horarios similares, así que eso solo facilitaba las cosas.

Suga parecía mejorar su estado de ánimo con cada día que pasaba. El peligrís había tomado la costumbre de dormir junto a alguno de ellos, siendo Hinata el que amanecía con el maestro de ballet apretando su cuello casi todas las mañanas. Pero al ver la forma en la que la piel del joven recuperaba su color natural y sus ojeras eran cada vez menos marcadas, nadie tenía ni una sola queja al respecto.

Durante aquellos días, los chicos comenzaron a descubrir cada vez más cosas sobre los demás.

Hinata era demasiado inquieto cuando dormía, mientras que Kenma raramente se movía. Nishinoya, a pesar de su personalidad energética, era el primero en caer dormido. Suga era el último en despertar, mientras que Oikawa era el primero.

Sí. Todos eran muy diferentes, pero quizás esa era la razón por la cual se llevaban tan bien.

Los dos primeros días de la semana fueron los más difíciles para Suga. Aunque no había vuelto a hablar con su pareja, se habían encontrado inevitablemente en los terrenos de Karasuno, pero el peligrís siempre huía tratando de parecer lo mal relajado posible. Aún no estaba listo para confrontarlo, pero para su suerte, siempre podía poner su total atención en Hinata y sus demás bailarines.

No era perfecto, pero se las arreglaban.

Fuera de eso, todos llevaban sus vidas con completa normalidad, y aquel día no fue la excepción.

Akaashi Keiji, al igual que todos los demás, había ido a la escuela durante la mañana y a sus clases de ballet en la academia Fukurodani por la tarde, tal como hacía cada día.

Después de haber quedado seleccionado en el grupo de élite, su maestro no le daba respiro. Bueno, ni su maestro ni él mismo.

El pelinegro había sido el único de su clase que había pasado la audición y sentía que no debía desperdiciar una oportunidad tan grande como la que le habían dado.

Sin embargo, aquel día las cosas parecían no salirle muy bien.

La clase había sido un completo desastre a ojos del joven. Sus pies estaban lastimados, sus músculos agptados y su energía se acababa. Había hecho su mejor esfuerzo para mantener el ritmo de la clase, pero eso parecía imposible aquel día.

Recibía mucha más atención que sus compañeros y eso solo lograba poner más peso sobre sus hombros.

Cuando la clase por fin acabó, el chico no pudo evitar soltar un suspiro de alivio.

—Cielos, Akaashi-san —escuchó a una voz femenina detrás de él—. ¿Cómo haces para que tus entrelacé sean tan perfectos? Casi me doblo el tobillo en el último de la coreografía.

El chico le sonrió a Shirofuki Yukie, una de sus compañeras de clase.

—De hecho, tengo que admitir que quiero llorar cada vez que hago uno de esos —admitió luego de una pequeña risa—. Últimamente, mis pies me matan cada vez que quiero bailar.

—Espero que te estés tomando las cosas con calma —habló una chica castaña mientras se colocaba al lado de la castaña rojiza, Suzumeda Kaori—. Entiendo que la presentación es muy importante, pero debes cuidarte.

ʟᴇᴛ'ꜱ ᴅᴀɴᴄᴇ ||Haikyuu AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora