Dimensión 6

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Dimensión 6: Morir de sangrado nasal es posible.

Estos viajes estaban siendo cada vez más extraños, no por el hecho de que cada yo era algo distinto a mi, si no porque podía sentir cada vez con más claridad como mi cuerpo se desvanecía y caía en una oscuridad absoluta. Esta vez pude ver con más claridad y por más tiempo al Jason que se iba, estaba claro que el también me vio.

Y los dos nos vimos con horror, ninguno de nosotros creyó que fuéramos los mismos. El era tan alto, tan fuerte ¿Tenía que ir al gimnasio? Comencé a pensármelo, vamos que dos de mis yo estaban como a diez años luz de mis músculos.

Pronto sentí como caí dentro de mi cuerpo, o bueno el cuerpo de este Jason. Abrí los ojos de golpe tomando una honda respiración, traté de sentarme, sólo que algo me lo impidió. Me tomo unos segundos comprender que alguien dormía entre mis brazos.

Mis grandes y musculosos brazos, o quizá quien estaba entre ellos era muy pequeño, de verdad pequeño. Luego el me iba a matar por este pensamiento. En la oscuridad trate de mirarlo lo mejor que podía, tenía el cabello negro revuelto, usaba un suéter y abrazaba a una gran almohada.

Nunca creí morir de la vergüenza por una almohada, pero este viaje me demostró que si que podía y que habrían más razones que esa para morir de la vergüenza.

Aún sin saber bien dónde me encontraba volví a cerrar los ojos, tendría un día entero para enterarme de las cosas después de todo. Además que el calor que emanaba del pequeño cuerpo me pareció reconfortante, unas vez más lamentaria ese pensamiento más adelante.

—Jay Jay —Sentí unas manos suaves pegarse a mis mejillas, eran pequeñas, cuando abrí los ojos me topé con un par de ojos verdemar me veían.

Sabia que era Percy, pero no el Percy que yo hubiera esperado, por un momento de verdad creí haber terminado en otra dimensión de vampiros.

Sus ojos eran grandes, brillantes, e inocentes, sus labios algo gruesos bastante rosaditos, la niñez se había empeñado en quedarse con él y era demasiado notorio, su cabello estaba revuelto sobre su cabeza cayendo unos cuantos mechones contra su frente. Tenía sus dos manos sobre mis mejillas y aún así le faltaba bastante para poder abarcarlo todo.

—¡Ya despertaste! —Chillo de felicidad mirando que había abierto los ojos, yo sólo podía mirarlo bastante sorprendido, espantado, aterrorizado, extrañado e hipnotizado —¿Jason? —Soltó mi rostro.

Estaba sentado en la cama con las piernas en una w, tenía un suéter de color verde oliva que le quedaba muy grande, su boca ligeramente abierta, sus grandes y redondos ojos me recordaron a una foca bebé, mientras ladeaba la cabeza dejando que su cabello cayera hacia a un lado. Sólo podía compararlo con una foca o un cachorrito de lo más tierno.

—¿Percy? —Parpadee bastante sorprendido tratando de incorporarme, el aliento me faltaba. Desvíe la mirada y la pase por la habitación.

Era la cabaña 3 no cabía duda, el olor a mar me lo confirmaba, sólo que no se parecía en verdad a nada de lo que viera en todos mis viajes dimensionales y creo que nunca lo serían. Porque esta habitación era... ¿Cómo decirlo?

—Jay Jay ¿Estás bien? —La voz de Percy estaba temblando, así que miré hacia él de nuevo.

Yo creía en este punto que eso del derrame nasal del que solían hablar las hermanas de Piper y algunos de la cabaña once con respecto a cosas muy tiernas, o muy excitantes, eran sólo tonterías de los libros que ellos leían con tanta devoción.

Hasta ese momento.

Percy estaba abrazando una rara almohada, que... era yo, si, la almohada era yo ¿Cómo lo sabía? Tenia cabello rubio, ojos bordados de color azul eléctrico, una camisa del campamento Júpiter, Jeans y zapatos blancos ¡Hasta mi cicatriz en el labio! ¡Era mi copia en muñeco!

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