Siento la demora, disfruten el capítulo.
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—Amor, no debiste venir tan temprano —abrazó a Renata luego de bajar a recepción cuando supo que se encontraba ya en el hospital.
—Si te soy sincera, no pude dormir pensando en la salud de Mario —se aferró a su abrazo—, no deseo que le pase algo malo a él.
—Yo tampoco, cielo. El doctor dijo que tendría listos los estudios hoy. Sólo espero, que todo salga bien.
—Así será, ya lo verás -la tomó de las manos besándolas por igual. Sabía lo difícil que eran esos momentos para Silvana, lo notaba en su semblante. De alguna forma, debía poner todo de su parte para ser la fuerza que Silvana tanto necesitaba—. Sé que es temprano, pero necesitas comer algo —completó desviando el tema.
—No, amor no tengo hambre —dijó de inmediato.
—Silvana, te conozco perfectamente para pensar que ni siquiera probaste la comida que te deje antes de irme. ¿No es así?
—...
—Así que, no hay excusa. Vamos a la cafetería por algo de desayunar.
Reconocía que Renata podía ser firme cuando se lo proponía y siendo así, muy difícilmente habría espacio para contraponer voz a alguien tan insistente como lo era la rubia.
La amaba por eso.
—¿Eso es...? -arqueó la ceja.
—Es una orden, cariño —tomó su mano caminando en dirección al elevador.
—Esta bien —mascullo resignada.
...
Comió todo lo que Renata compró para ella apenas pudiendo terminarlo. No fue mucho de su agrado desayunar un emparedado y batidos, pero tenía razón su novia al cuidar su propia salud y no saltarse los alimentos.
—¿Y... hablaste con Mario? —preguntó Renata al verla terminar al fin el último trozo de pan.
—Estuve toda la noche cuidandolo y se mantuvo dormido. El doctor dijo que demoraría en despertar debido a los analgésicos suministrados por la caída.
—Mario, es tan afortunado de tenerte —sonrió embelesada—. Lo quieres y lo cuidas mucho.
—Jaa, lo quiero tanto que ni siquiera me di cuenta que se encontraba mal —habló sarcástica—. Debe estar odiándome.
—No podías saberlo. Deja de culparte por ello. Además, tú hermano sabe cual importante eres para él. Jamás podría odiarte.
—¿Cómo sabes eso?
—Porque lo siento. Tú hermano sabe cómo te sientes, conoce tus miedos, fue la primera persona en entender con claridad la verdad que hay aquí —señalando el corazón—, esa conexión que hay entre ustedes, es la misma que tengo por tí. Por eso, debes quitar aquellos temores que intentan nublar tus pensamientos, eres una mujer fuerte, que no se deja vencer por nadie, ¿Odiarte? Por supuesto que no, te amamos y tú nos amas —la envolvió en un abrazo-, siempre a sido así.
La pelinegra no supo que decir ante lo expuesto por Renata, ¿Cómo alguien podía tener esa capacidad de borrar con sólo unas palabras los pensamientos negativos en ella? Lo creía y lo seguía pensando.
Renata era la mujer más maravillosa que alguien pudiera desear.
—No sé que haría si no estuvieras conmigo, amor. Eres más de lo que pude soñar. Ahora lo sé, amo todo lo que tengo, la familia que somos; mi hermano, Mónica y tú. Son, la mejor cosa que me pasó en la vida.
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3° Parte - La Amante Perfecta ✔️
RomanceBusca las dos primeras temporadas: 1. La Amante Perfecta 2. La Esposa Perfecta ____________________ Nunca sabes cuánto daño puede hacer una mentira, hasta que eres tú la que lo ocasiona. Por mucho tiempo cree un caparazón de protección y resulta q...