Capitulo 4 : ¿Sentimientos?

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Es la primera vez que le duele la cabeza, y por eso no sabe como manejarlo.

El dolor punzante en sus sienes le hace cerrar los ojos y respirar con dificultad como si se estuviera ahogando.

Yuzu está confundida, y también asustada, al percatarse de que también se siente helada y temblorosa como si estuviera enferma. Una fina capa de sudor adorna su piel blanca, y por más que intenta tranquilizarse, no puede controlar los desenfrenados latidos de su corazón ni el malestar en su estómago que le hace querer vomitar.
Es la primera vez que siente tantas cosas en su cuerpo y se siente abrumada y sin saber que hacer a continuación.

Anteriormente, ya se había hecho pasar por humana y nunca tuvo reacciones tan graves como las que está sintiendo en éste momento al volver en su forma real.

Además está el hecho de que ella jamás había llorado, y sin embargo esta tarde lo había hecho mientras salvaba a Mei del hombre que cobardemente iba a atacarla.

¿Es eso lo que le causa el dolor y los malestares? ¿Fue por haber desobedecido su mandato? ¿Es el precio por no seguir las reglas?

Es la única respuesta a su pregunta, porque su deber era sólo observar en silencio y quebrantó esa orden en cuestión de segundos.

¿Pero cómo podía hacerlo? ¿Cómo sólo podía observar? ¿Cómo iba a limitarse en sólo mirar al hombre agredir violentamente a Mei sin hacer absolutamente nada por impedirlo? ¿Eso en qué la convertía?
Simplemente no podía, y más importante: ella tampoco quería.

"Soy su ángel guardián" — Se dijo a si misma. — "Es mi deber protegerla. Para eso se supone fuí creada."

Y así con esa convicción usó sus poderes para proyectarse en el mundo humano en el momento justo y prevenir lo que pudo haber sido el evento más traumante en la vida de Mei.

En el momento no lo consideró, que acababa de romper una de sus reglas previamente impuestas.
Fue hasta que se vió a sí misma derramando lágrimas que se asustó por desarrollar esa reacción y por eso decidió huir.

Ahora, mientras intenta controlar las emociones en su interior, espera la reprimenda del cielo y el consecuente castigo por desobedecer, pero el castigo simplemente no llega.
El tiempo pasa y no hay ninguna voz en su cabeza regañándola ni tampoco se encuentra siendo transportada a la fuerza.
Eso sólo la confunde más haciendo del dolor de cabeza prácticamente algo intolerable.

Las horas pasan hasta que anochece, y poco a poco el ángel guardián va regresando a la normalidad cosa que agradece.
Su respiración es tranquila. Su corazón no late con prisa. Ya no siente frío ni le suda la piel lo cual es buena señal.

En la habitación de Mei, Yuzu exhala un suspiro y se lleva una mano a su pecho.
No siente nada, absolutamente nada más que la confusión.
¿Qué sucedió con ella?

Con cautela el ángel se acerca a la cama y se sienta en la orilla admirando el rostro de Mei al dormir.
Una sonrisa, genuina y gentil se forma en sus labios, hasta que de pronto su expresión cambia a una de sorpresa y sus alas se extienden en forma amenazante al sentir la presencia detrás suyo.

Por un momento piensa que ya al fin vienen por ella para castigarla, pero no; la presencia en la habitación no es más que su amiga Harumi; quién la mira con algo de diversión por haber sido capaz de asustar a la joven rubia.

— ¿Te sorprendí? — Pregunta inclinando la cabeza hacia un lado mientras esboza una sonrisa.

— Un poco. — Yuzu observa a la chica, y sin querer sus ojos rápidamente se detienen en las alas negras que arrastra tras su espalda.
Ella aparta la mirada de inmediato evidentemente incómoda, pero ya Harumi lo ha notado.

— Sé que es difícil para tí verme así, pero ya llegarás a acostumbrarte.

— ¿Tú ya lo hiciste?

— Sí. Y he encontrado que no me arrepiento en lo absoluto. Ni siquiera un poco.

Yuzu guarda silencio, pensando en las palabras de su amiga. Parece que es sincera y por eso no quiere ahondar más en el tema de su conversión reciente de un ángel, a un ángel caído, ni la razón del porqué decidió ése destino.

— ¿Qué haces aquí?

— Extrañaba a mi amiga — Responde la chica de cabello castaño — Las ventajas de perder mis alas es que siempre puedo hacer lo que quiera, y en este caso, quise venir a visitarte.

— Es bueno verte — Dice Yuzu en tono solemne.

— Lo mismo digo Yuzucchi — La castaña sonríe con sinceridad y se cruza de brazos mirando en dirección a Mei, quién duerme profundamente ajena a lo que sucede en su habitación. — ¿Ésta chica es tu humana?

Yuzu asiente.

— Es bonita.

— ¿Bonita? — Pregunta Yuzu en tono inocente.

— Sólo mírala: largo cabello negro, piel blanca, esbelta... Es bellísima esta muchacha.

— Harumi... — El ángel se mueve incómoda en su lugar. Por alguna razón no le ha gustado escucharla decir esas cosas sobre Mei.

— ¿Te he molestado? — Pregunta Harumi con una risa. — Porque esa era mi intención.

— Has cambiado mucho en verdad.

— ¿Y hasta ahora te das cuenta? — La castaña alza su ceja con gesto divertido.

— Por supuesto que no — Responde Yuzu con una sonrisa.

— Bien. Ahora que hemos aclarado todo, — Se sienta al lado de Yuzu — ¿Se puede saber que te está afligiendo?

— En verdad que eres bastante perceptiva Harumin.

— Es mi don. — Sonríe con orgullo — Mientras vagaba por aquí sentí que algo no andaba bien contigo, ¿Vas a contarme de qué se trata?

— Creo que estuve mucho tiempo haciéndome pasar como mortal. Al volver en mi forma tuve algunos síntomas un poco molestos que por suerte ya desaparecieron...

— Síntomas... ¿Cómo sentimientos y emociones?

— Sí... — Yuzu exhala — ¿Algunas vez te pasó?

— No en realidad... Aunque si he escuchado de ello. Para algunos puede ser muy abrumador el mundo mortal y por eso no muchos ángeles lo evitan a menos de que sea estrictamente necesario.

— Comprendo.

El ángel se levanta de la cama y se acerca a la ventana para mirar el cielo nocturno.
Harumi hace lo mismo deteniéndose a su lado y mirando a la rubia de reojo.

— ¿Acaso estás excediendo tu límite en el mundo mortal?

Yuzu no contesta de inmediato, sólo suspira y asiente lentamente con la cabeza.

— Quiero proteger a Mei a toda costa y de todas las formas posibles.

— Te estás involucrando demasiado con ella, ¿No te parece? Incluso estás quebrantando las reglas.

El ángel se queda en silencio. Sus ojos verdes brillan de una forma antinatural mientras observa la luna en lo alto.
En sus labios se forma una sonrisa triste cuando contesta.

— Así es... ¿Te parece malo eso?

— No, y sabes bien el porqué. Yo ya pasé por ésa fase de rebelarme. En mi caso me enamoré de una demonio y por eso terminé así. — Hace una pausa y le sonríe a el ángel mientras la señala con si manos m derecha — En este caso, tú te has enamorado de una humana.

— ¿De qué estás hablando...?

— Tú sabes bien de lo que hablo Yuzu.
Por haber sido expulsada del cielo y convertirme en un caído, me he dado cuenta de muchas cosas que antes no.
Así como dijiste tú, me he vuelto más perceptiva, y creeme cuando te digo que eso es lo que siento en tí.
Estás enamorada de tu humana.
Relativamente hay nada malo en ello , pero sabes de las consecuencias que traerá.

El ángel debería estar más sorprendida por ese hecho, pero no lo está. Quizás porque ya lo sabía. Siempre lo supo en realidad.
Ha sido de esa forma desde que fue enviada a vigilarla hace años.
Ahora la cuestión es, ¿Qué debería hacer?

La razón eres tú ♥️ [ Citrus ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora