Tenía tanto qué decir, pero sentía las palabras atrapadas en la garganta. La mordida de Ethel había dejado parte de su cuerpo adormecida, Aurea incluso se sentía mareada. Lo peor no era el malestar físico, ni la herida sangrante. No, lo terrible era cómo se sentía ella. A punto de quebrarse y echarse a llorar, de gritar, de hacer cualquier cosa que le quitase esa sensación de encima. Ni siquiera podía asimilar lo que acababa de hacerle Ethel, y ya tenía al frente a Abish reclamando una explicación.
—¿Puedes curarte? —le preguntó al tiempo que la ayudaba a recostarse contra la pared.
Ella asintió despacio, solo tenía que usar algo de magia de sanación básica para regenerar algunos tejidos. Por lo demás no podía hacer nada. Esa marca iba a quedar para siempre grabada en su piel para recordarle que tenía un dueño.
—Estarás bien entonces —continuó Abish—. Ahora necesito qué me respondas. ¿Siempre lo supiste?
Aurea entendió una cosa en ese momento, Abish no se había dado cuenta que Ethel la había marcado. Pensó que solo la mordió para atacarla y alimentarse de ella, por lo que le quedó claro que el acto de dejar una marca en la víctima era algo tan íntimo que solo dos podían saberlo. ¿Tenía que explicárselo? ¿En serio quería decírselo? ¿Cómo hacerlo si solo quería olvidarlo? Aurea fue a esa gala con la intención de contarle la verdad a Abish sin importar lo que pasara. Era momento de resolver ese asunto, luego habría tiempo para ella. O eso quería creer.
—Si, lo sabía —confesó. Y aunque fueron apenas tres palabras le pesaron tanto que hasta sintió terror de haberlas dicho—. Lo supe todo el tiempo, él es mi danae. Tal vez te lo mencioné una vez, lo olvidaste porque no volví a hablar de eso. Fue el primer danae que conocí.
—Un vampiro, ¡¿un maldito vampiro?! —Preguntó indignada. ¿Con quién? ¿Con ella?
—Tú tienes a Wolfgang...
—¡Jamás te oculté nada! —Exclamó presa del enojo—. Lo supiste todo el tiempo, lo integré al danan, nunca te mentí. ¿Por qué tú sí lo hiciste? ¿Acaso no te pedí muchas veces que confiaras en mí? ¡Cómo fuiste capaz de hacer esto! —Abish no solo estaba enojada. Parecía hasta asqueada de la situación. Decepcionada por ella, por sus mentiras. Todo lo que decía era verdad. ¿Cómo pudo traicionar su confianza así?
—¡Tuve miedo! —respondió intentando defenderse. Para ese punto sus ojos una vez más se habían llenado de lágrimas, y estas bajaban por sus mejillas como si le quemaran la piel. Nunca llorar le había hecho tanto daño—. Cuando todo esto empezó me asusté, en ese tiempo no éramos unidas, tuve miedo de decirte. Él no quería que lo hiciera, tenía miedo de su poder, de lo que podía hacer. Luego las cosas cambiaron, cuando quise contarte él ya me tenía en sus garras. Si te lo contaba, él no iba a rescatar a mi padre.
—¿Qué cosa? —Preguntó confundida.
—Te lo he contado, que mi padre está prisionero en el norte. Él prometió liberarlo si me quedaba callada. En serio sé que tuve muchas oportunidades de decírtelo, quise hacerlo, pero...
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Memorias de Xanardul: Las escogidas [#1]
FantasyUna bruja y una cazadora sin nada en común deberán unirse para cumplir un objetivo sagrado: Salvar su mundo, y no caer en las sombras en el intento. *********** A Aurea le gusta vivir al límite. No conforme con tener la matrícula condicional en la...