27. De golpes va la cosa...(Adelanto)

359 18 2
                                    

*Narrador en tercera persona*

María vuelve a cerrar los ojos mientras Jesús la mira preocupado. Cuanto más la mira más se da cuenta de que está mucho más delgada.

- No te enfades con Dani, él no ha tenido la culpa de que me diese un ataque de ansiedad. 

- Él sabía que te podía pasar, y aún así siguió haciéndote cosquillas.

- Pero en ese momento no se acordaba, ni siquiera yo me acordé. Prométeme que no te enfadarás con él.

- Está bien... pero lo hago por ti, porque te quiero.

- Yo también te quiero. ¿Me puedo levantar ya?

- No, no quiero arriesgarme a que te marees.

- Anda no seas tonto, que ya estoy bien, un poco mareada, pero bien.

- Mira que eres cabezota. Ya se que los que son del signo zodíaco Piscis, como nosotros, son muy cabezotas, pero tú sobrepasas con creces los límites, eh.

- ¡Oye! Tampoco te pases. Que mira quien fue a hablar, el que nunca para hasta que consigue su beso.

- Pues me han entrado ganas de uno.

- Pues mira tú por donde ahora te vas a quedar con las ganas. 

- Joo, no, yo quiero mi besito.

- Sólo si dejas que me levante.

- Madre mía... Anda, ven, yo te ayudo a sentarte, pero despacito eh.

- Si me mareo te beso y se me pasa.

- Tengo una idea mejor

- ¿Cuál?

- Mientras te voy levantando te beso, y así te distraes.

- Ya estas tardando en besarm... Digo, en levantarme.

Jesús se empezó a reir y se acercó a María lentamente, pasó su brazo derecho por la espalda de ella  y con el izquierdo sujetó su cabeza. Cerraron los ojos los dos a la vez y se besaron mientras que Jesús la levantaba poco a poco. María ya estaba sentada pero aún así, no se separaron y siguieron besándose. Jesús no quería arriesgarse a que ella se marease y sólo se separó de ella cuando empezaron a quedarse sin aire.

- Vaya...  Creo que a partir de ahora vas a tener que levantarme cada día.

Jesús empezó a reirse.

- No hace falta que te levante para hacer esto.

Jesús volvió a la carga y la besó apasionadamente.

En ese momento llega Dani dando tumbos y apoyándose en la pared, venía todo magullado, con golpes y moratones por toda la cara. 

María y Jesús le vieron poco antes de que él se desplomase en el suelo.

- ¡Dani! ¿¡Que coño te ha pasado!?

CONTINUARÁ...

UN SUEÑO HECHO REALIDAD(GEMELIER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora