ERIC
La miré mientras subía las escaleras. Era un imbécil, un completo imbécil. Lo había arruinado.
Aparté el plato de mi desayuno y me tomé la cabeza con ambas manos, apoyando los codos en la barra. Miré a su lado, donde recientemente había estado comiendo sin siquiera dirigirme la mirada. Era entendible.
- ¡Agh!- tiré de mi cabello, a la vez que me levantaba con decisión y llevaba lo que había usado al lavaplatos, lavándolo con rapidez.
Luego, me paseé por la sala, de un lado a otro. ¿Debería subir y hablar con ella? Por supuesto que tenía que hacerlo pero, ¿qué demonios le iba a decir? No había excusa para lo que había hecho.
¿Para qué mierda estamos yendo con un psicólogo, si llego yo y la cago?
En la madrugada, cuando me llamaron de la estación de policía, casi me da un ataque. Pensé lo peor y cuando me enteré que Lucy se había escapado, y la situación en la que la habían encontrado, me hirvió la sangre.
Saqué el móvil de mi bolsillo y marqué el numero de Emma. Ya se había convertido en mi consejera, y seguro que hasta ella se enfadaba.
Apenas contestó, procedí a contarle todo lo que había pasado y, cuando terminé, hubo un silencio tenso que me hizo cerrar los ojos con fuerza, con la esperanza de que me dijera que no era tan grave, que no le había hecho daño a Lucy, que no era un animal. Pero lo era.
- Eric...- dijo, cautelosamente- ¡¿Pero que demonios te pasa?!
- Lo sé, diablos. ¡Lo sé! La he cagado, Emma ¿Cómo pude hacerle algo así?
Emma suspiró en el otro lado de la línea, y sé muy bien que se estaba conteniendo para no gritarme el repertorio de groserías que tenía guardado.
- ¿Cómo está ella?
- No lo sé, anoche me abrazó, pero luego se separó bruscamente y subió. Hoy ha bajado a desayunar y no me ha ni mirado ni dirigido la palabra. Me lo merezco, lo sé.
- ¡Pues claro que te lo mereces! Y si hubiese sido yo, ¡de pasada te doy un rodillazo donde más te duele! Pobre chica, cómo se ha de sentir. Lo que hizo no fue tan grave Eric, no tanto como para que la castigaras de la forma en que lo hiciste, ¿cómo quieres que confíe en ti y que tengan una buena relación?
- Lo sé, yo sólo...- ¿yo sólo qué? No hay excusa que me justifique.
- Sé que se merecía un castigo pero... eso fue... horrible, Eric. ¿Tienes idea de cómo se debió sentir?
Suspiré pesadamente.
- Si la hubiesen encontrado bebida, o hubiese ido ella conduciendo, o hubiese ido drogada... podrían quitármela, Emma. Después de todo lo que luché para que estuviera aquí conmigo, ese estúpido error pudo arruinarlo todo, pero ahora yo lo hice.
- Pero no lo hizo, Eric. No puedes castigarle ni vivir pensando en los "y si..." No sucedió. ¿Qué hubieras hecho si hubiese sido así, la hubieses matado a golpes?
Me quedé en silencio por unos segundos.
- Soy una bestia. Un puto animal. Tengo que darle cariño y amor y en vez de eso la hago llorar. No me arrepiento de castigarla Emma, pero sí de haberme pasado y de hacerla sufrir.
- Sí que lo fuiste. Sé que mi papel como tu pareja debe ser apoyarte pero también lo es decirte la verdad. Te pasaste, y por mucho.
- No sé por qué fui tan lejos, ¿cómo voy a arreglar esto?
- No lo sé Eric, pero dale espacio. Si se está apartando de ti, es porque necesita pensar, o simplemente no te quiere cerca.
- Me odia.
- No creo que te odie cariño, pero puede que ahora si sienta que lo hace. Si me hicieran eso a mí, te aseguro que te odiaría. Dale tiempo y espacio porque lo más probable es que en este momento te quiera muy lejos de ella.
- Está bien, eso haré.
- Y jamás vuelvas a hacer algo así, o la perderás, y no me refiero al ámbito legal.
Conversamos durante unos minutos más, y corté la llamada. Subí las escaleras sigilosamente y me quedé parado fuera de su puerta.
¿Qué he hecho, Lucy? Soy un hipócrita, ni siquiera tengo derecho a sentirme mal después de lo que te hice.
A pesar de que quería entrar, hacerle saber que la amo y abrazarla mucho, me abstuve y volví a bajar las escaleras, dirigiéndome al salón para pasar el resto de la mañana de mi día libre.
Gale estaba haciendo las compras y yo, con la estúpida ilusión de que todo estaba bien, había invitado a Lucy a comer afuera.
Para despejar mi mente, puse una película, avancé un poco en mi trabajo e incluso volví a pasar por fuera de su cuarto un par de veces, con la vana ilusión de que saliera con una sonrisa. Era un imbécil.
A las tres de la tarde, Gale ya había vuelto del supermercado y, ajena a toda la situación que pasaba en casa, estaba terminando de cocinar.
Le pedí que hiciera fideos con salsa blanca, al ser estos los favoritos de Lucy.
- ¿Les sirvo, señor?- preguntó al terminar.
Sopesé un poco mi respuesta.
- Sólo a mí, Gale.
- ¿No quiere que llame a la señorita Luciana?
- No, hoy comeré sólo. Si no baja antes de las cuatro y media, la llamas a almorzar, por favor. No puede pasar tanto tiempo sin comer.
Cuando acabé, me comí una manzana como postre, y justo cuando estaba por subir a mi cuarto a reposar, el timbre sonó.
Me devolví por donde había venido y me dirigí a la puerta, abriendo sin mirar quien era y encontrándome con un adolescente que me miraba como si esperase que fuera otra persona.
Noté que era el compañero de Lucy, cuando esta apareció algo agitada a mi lado.
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Mini capítulo de regalo. 5to capítulo en tres días!! No pare, sigue sigue, noo pare, sigue sigue.
Esta vez pudimos leer desde la visión de Eric, ¿qué opinan de sus sentimientos? ¿acertados, hipócritas?
Nos leemos en el siguiente capítulo, XXX.
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Cambio de vida
RandomLa vida de Luciana ha cambiado, llevándola a vivir con Eric, un hombre que deberá ir conociendo de a poco ¿Podrá acostumbrarse a las nuevas reglas y límites que esta vida conlleva? Advertencia: Esta historia contendrá spanking/azotes de manera no s3...