23. Conclusiones

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Nos acomodamos en la mesa del salón, donde Mason se sentó y yo me quedé parada, apoyando una rodilla en uno de los asientos. Prefería trabajar parada.

Sacamos los materiales y maldije cuando noté que debería ir a pedirle el portátil a Eric. Bufé un poco y le dije a Mason que podía ir avanzando, mientras yo me dirigía a su despacho. Toqué la puerta y al no recibir respuesta, abrí, pero no había nadie.

Intentando formar la frase en mi cabeza, subí las escaleras hasta su cuarto. La puerta estaba entreabierta y pude ver por la rendija que estaba acostado boca arriba, con las manos detrás de la cabeza y los ojos cerrados. Empujé un poco y el rechinido de la puerta hizo que abriera los ojos y se incorporara de inmediato.

Nos miramos por unos segundos, y justo cuando estaba por hablar, lo interrumpí:

—Necesitamos el computador para la investigación...—solté, apartando la mirada y dejando la frase en el aire, esperando que entendiera lo que estaba pidiendo.

—Claro, sácalo. No hay problema—contestó, a lo que asentí y me di media vuelta—¡Lucy!—exclamó, y luego reguló un poco su energía, como si hubiera notado que había hablado muy alto—Eh... Avísame si necesitas algo... Ya sabes, algún material, ayuda con tu trabajo o lo que sea.

Contuve las ganas de rodar los ojos, asentí y me fui, maldiciéndolo por dentro.

Ya en el despacho, saqué el portátil de su sitio y acompañado de su cargador, lo llevé a la sala, donde Mason me esperaba revisando algo en su celular.

Rápidamente, comenzamos a buscar información confiable del tema y, aunque intentaba detenerlo, cada párrafo, cada retazo de información, me recordaba mi pasado y aquellas escenas y situaciones que jamás podría borrar de mi mente.

"Un primer grupo de drogas (cocaína y esteroides) estimulan el sistema amigdalino, que gestiona las emociones de rabia y los comportamientos agresivos, y, por otro lado, el alcohol provoca reacciones violentas en personas más vulnerables a la agresividad"

"Los síntomas del consumo de drogas sintéticas son: Alucinaciones, paranoia, pupilas dilatadas, escalofríos y sudoración, movimientos involuntarios (temblores), cambios de conducta, calambres musculares, apretamiento de dientes, etc."

Me los sabía de memoria. No porque ya los había leído varias veces, sino porque había sido testigo de la mayoría de ellos. Aunque eso no se lo hice saber a Mason.

Al principio habían sido leves, claro. De a poco, la madre que yo conocía se había esfumado. Nunca tuve realmente claro que era lo que mamá consumía, no sabía si sólo se inyectaba, o si también inhalaba o fumaba. Quizás hacía todas.

A pesar de que estas situaciones se extendieron hasta ser bastante mayor, mi cerebro parece haber dejado fuera bastantes detalles. Las imágenes se van, pero las sensaciones se quedan.

—¡Lucy! —me agitan levemente del hombro. Es Mason, que me observa con el ceño un poco fruncido—¿Estás bien?

—Sí, sí—digo después de un carraspeo—Lo siento, me distraje.

Me mira, y sé que no me cree totalmente, pero aun así continúa con lo que decía:

—Te estaba recordando que debemos agregar una conclusión en el apartado que habla de la relación entre la drogadicción y las relaciones familiares y/o sociales.

—Claro. Sí, terminemos.

Mason se acomoda un poco en su puesto antes de comenzar a explicarme.

—Bien, los efectos de la drogadicción pueden plasmarse fácilmente. En ambos tipos de relaciones, existe un notable cambio en la conducta, que puede incluso pasar a la agresividad. Estadísticamente, existe una gran relación entre la drogadicción y el alcoholismo con temas como maltrato intrafamiliar e infantil—termina negando con la cabeza, dejándome con cientos de pensamientos que me nublan la cabeza.

Cambio de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora