XV; The puzzle

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(No me spoileen TMR porque todavía no la empecé, gracias)

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(No me spoileen TMR porque todavía no la empecé, gracias)

Tres años más tarde...

Clarke despertó gracias a los malditos rayos de Sol que se colaban por la ventana y le daban en los ojos. Necesitaba aquellas cortinas que venía pidiendo hacía mucho tiempo. Furiosa con el Sol, se dio media vuelta para encontrarse con un cuerpo que dormía a su lado. Sonrió, posó su codo en la almohada y su cabeza en la mano, para luego contemplar aquella bonita vista.
Se encontraba en Polis, concretamente en la cama de la Comandante. Lexa estaba de espaldas a ella, dejando ver aquel tatuaje que miles de veces había recorrido con su dedo índice.
Heda dormía plácidamente, abrazando a su hija de ahora trece años la cual aún dormía con ellas en algunas ocaciones. Vinie dormía abrazando un peluche y una muñeca los cuales compartían el mismo pijama amarillo que ella.
Clarke largó una pequeña risa al recordar los sucesos de la noche anterior y cómo habían terminado durmiendo así.
Aprovechando que era el pequeño escape de Lexa de tomas las semanas, habían visto una película de terror las tres juntas. Lexa se había asustado mucho con el final y Clarke promedió protegerla en la noche de los monstruos invisibles que no existían. Nunca creyó ver a la temible Heda asustada por una película de terror de hacía casi un siglo, pero decidió conservar su vida y no soltó ningún comentario. Cuando estaban por dormir, alguien había tocado la puerta y Lexa desenvainó una daga que había escondido debajo de su almohada, esperando el monstruo. Cuando dio el pase preparada para atacar, la puerta se abrió revelando a Ivyanna, la cual también tenía miedo y no quería dormir sola.

Reconstruir su relación había tomado eso. Tres años. Era como un rompecabezas de miles y miles de piezas que debías armar correctamente. Uniendo cada pequeña parte, pieza por pieza, hasta quedar la figura que luego consideras perfecta. Y la observas, encantado, porque tú hiciste eso con mucho esfuerzo, frustración y dedicación, pero encantado al ver el resultado que tanto tiempo te llevó construir. Así se sentía Clarke. Su relación con Lexa había sido un rompecabezas.

Juraba que podía pasar eones viendo la angelical imagen de Lexa durmiendo. Era una de las cosas más bonitas que había visto.
Lastimosamente, los rayos de Sol le indicaba a Clarke que era hora de despertar a las dos Natblidas. Por lo tanto, rodeó a ambas con un brazo y susurró al oído de Lexa:

—Buenos días...

—Diez minutos más, por favor... —pidió Lexa adormilada—. No quiero discutir otra vez con los embajadores...

El tema de la elección de gobernante aún no estaba sellado después de tres años. Siempre de presentaban nuevos problemas con los que tratar, dejando aquel aún novedoso tema para después.

—Hoy es día festivo, Lexa —rió Clarke—. No hay juntas, no hay peleas por el poder, no hay nada.

A Lexa pareció gustarle la idea porque se removió un poco y sonrió, aún con los ojos cerrados.

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