CAPITULO 1: UN NUEVO COMIENZO

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Me levanté de la cama y llamé a Grace, mi mejor amiga. ¡Nos íbamos ya al internado! Ya sé lo que estaréis pensando, ¿Cómo me iba a alegrar de ir a un lugar así? Pero no había otra opción, y como decía siempre mi madre...

-Es mejor afrontar las cosas con una sonrisa que perder el tiempo llorando cuando no hay otra opción.

Aún así tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para despegar las calentitas sábanas de mí.

Me mandaban mis padres, (dos grandes empresarios de Manhattan), a las afueras de Los Ángeles, y me iba con mi hermano mayor Adam y con Grace. Sus padres eran socios de los míos así que les acompañaban a todos los viajes, y este iba a durar un curso entero.

Cuando terminé de hablar con Grace, me duché e inspeccioné mi dormitorio en busca de una bro...

-¡Khloe! ¡Baja ya que vamos a llegar tarde, idiota!-Me interrumpió mi hermano, dando golpes en la pared de su habitación, que da la casualidad de que está pegada a la mía.

-¡Ya voy!-Grité desquiciada.-La gente normal se arregla para salir a la calle ¿sabes? Imbécil...-Murmuré.

-¡Vale!, haz lo que te de la gana, pero luego no me vengas llorando porque tus Chanel se estropeen cuando tengamos que correr para llegar a la bienvenida.

-¡Ughh!-Dije para mí cuando me di cuenta de que llevaba razón.

Con un poco de prisa, me senté en la silla de mi tocador blanco y me puse un poco de maquillaje. Encima de los ojos me puse un poco de sombra color rosa pálido para que el color verde de mi iris destacara más, colorete y mi brillo labial favorito. Retoqué y cepillé mi larga y lisa melena negra, y por último me puse el uniforme. Cogí las maletas y las dejé al principio de las enormes escaleras para que Gustave (nuestro mayordomo) las bajara al coche junto con las de Adam y corrí escaleras abajo a trompicones.

Cuando llegué a la planta baja de la mansión, estiré un poco de mi falda hacia abajo, ya que Grace y yo habíamos pagado al director 100 dólares para poder acortarla. Y sé, de nuevo, lo que estaréis pensando, ¿Qué clase de director se deja sobornar por alumnas para ''arreglar'' el uniforme? Pues uno que dirige un instituto para niños pijos de familias millonarias. La verdad es que las faldas eran por las rodillas, vamos que eran preciosas (entiéndase la ironía) y mientras que no te la cortaras por encima de la mitad del muslo e hicieras una pequeña donación al internado, los profesores y el director hacían la vista gorda.

Allí estaba mi hermano, esperándome con cara de asco, como siempre. Se acercó y me dijo:

-Vamos pequeñaja, nos espera el chofer con el coche para recoger a tu amiguita.

Le di un suave codazo en las costillas. Sabía que odiaba que me llamara así, pues solo nos llevábamos un año. Cogí de la cocina algo para picar por el camino y salí detrás de él.

-¡Adiós cariño!- me dijo mamá desde el enorme balcón de su habitación, que estaba abrazada a papá y se le escurrían varias lágrimas por el rostro, mientras ambos nos decían adiós.

Me despedí de ellos con la mano, como siempre, al igual que Adam y nos subimos al coche.

Estaba ansiosa por descubrir lo que nos encontraríamos en aquel misterioso internado.

Hola, si estás leyendo esto, porfa, sigue leyendo hasta el último capítulo, no hace falta que votes si no quieres, pero lo mejor está en los capítulos del medio y me encantaría que los leyeras, disfrutaras y te gustarán tanto como a mí. Un saludo.

Te odio con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora