CAPÍTULO 14: ¿APOSTAMOS?

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Cuando llegaron todos los demás les contamos que había ganado yo. Al principio, Wesley estaba un poco molesto, pero luego me dio la enhorabuena. A continuación, vino el aparca coches y le dimos las llaves de los cuatro vehículos. Estaba deseando ponerme el modelito nuevo de tenis y jugar. Hacía mucho que no jugaba al tenis. Antes solíamos hacerlo muy a menudo mi madre y yo. Me gustaba mucho, lo pasábamos genial, pero con el tiempo, yo iba creciendo y mi madre cada vez pasaba menos tiempo conmigo y con Adam y más en la oficina.  Le dedicaba casi todo su tiempo a sus negocios y trabajo. En su ausencia, Adam empezó a jugar más conmigo a prestarme atención. Con los años, terminé por aceptarlo. Habían hecho más el papel de padres mi hermano y la cuidadora que los verdaderos. Aun así, la echaba muchísimo de menos todos los días, aunque se encontrase a miles de kilómetros de mí.

Entramos al club, nos registramos y fuimos a la zona VIP. Tomamos asiento en los  lujosos sillones en forma de U que los chicos habían reservado para todos, el día de antes.
Logan se sentó a mi lado y le pedí disculpas por no haber ido en su coche hasta aquí, como habíamos planeado, ya que había terminado haciendo una carrera de coches inesperada. Logan me perdonó y me dio un inocente beso en la mejilla. Después de unos minutos pedimos la comida. Opté por una deliciosa Langosta. En pocos minutos la mesa se llenó de solomillos, entrecot, pescado y tarjetas de crédito black unlimited.

Estuvimos todos charlando animadamente y riendo sin parar. Parecía como si les conociera a todos de toda la vida. Durante la comida, Logan y yo estuvimos muy cariñosos. Era agradable estar con él. Me sentía como en casa. Por un momento, se me olvidaron todas las preocupaciones. Sólo estábamos nosotros.

-Bueno, creo que es hora de echar unos cuantos partidos ¿no os parece? Hay que bajar la comida-.Dije emocionada, levantándome de mi silla.

Había unas vistas muy bonitas. Estábamos sentados en una larga mesa en una especie de terraza al lado de los campos de golf y se veía todo naturaleza, todo césped y algún árbol. El clima era perfecto, no hacía ni frío ni calor.

-Estoy de acuerdo-.Dijo Connor. Puse cara de pocos amigos. Siempre quería robarme el protagonismo, y decir la última palabra.

-Creo que no hablaba contigo-.Me crucé de brazos.

-Pues yo creo que no te has dirigido a nadie en particular-.Dijo levantándose y poniendo las  dos manos en la mesa. Me ponía de los nervios la forma en que se comportaba, aparentando siempre tranquilidad.

-Bueno, pues ahora ya sabes que no iba para ti, estúpido-.Dije esto último en un susurro apenas audible e imitando el gesto de las manos en la mesa.

-Sin insultar niñita malcriada.

-¡Ja! Y lo dices tú-.Dije aún más enfadada. Intenté calmarme, respirando profundamente.

-Wo wo wo. Chicos, calmaros. ¿No podeis dejar de estar como el perro y el gato a cada momento del día?-.Intervino Wade.

-Con él es imposible. Ha sido el que ha empezado-.Repuse.

-Sí, claro, ahora tengo  yo la culpa-.Dijo tensando la mandíbula.

-¡Aaggg! No te soporto-.Grité dándome la vuelta con las manos en los oídos.

-Eres insoportable-.Espetó.

-Déjame en paz-.Repliqué. Pasaron unos segundos.

Te odio con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora