Cuando llegaron todos los demás les contamos que había ganado yo. Al principio, Wesley estaba un poco molesto, pero luego me dio la enhorabuena. A continuación, vino el aparca coches y le dimos las llaves de los cuatro vehículos. Estaba deseando ponerme el modelito nuevo de tenis y jugar. Hacía mucho que no jugaba al tenis. Antes solíamos hacerlo muy a menudo mi madre y yo. Me gustaba mucho, lo pasábamos genial, pero con el tiempo, yo iba creciendo y mi madre cada vez pasaba menos tiempo conmigo y con Adam y más en la oficina. Le dedicaba casi todo su tiempo a sus negocios y trabajo. En su ausencia, Adam empezó a jugar más conmigo a prestarme atención. Con los años, terminé por aceptarlo. Habían hecho más el papel de padres mi hermano y la cuidadora que los verdaderos. Aun así, la echaba muchísimo de menos todos los días, aunque se encontrase a miles de kilómetros de mí.
Entramos al club, nos registramos y fuimos a la zona VIP. Tomamos asiento en los lujosos sillones en forma de U que los chicos habían reservado para todos, el día de antes.
Logan se sentó a mi lado y le pedí disculpas por no haber ido en su coche hasta aquí, como habíamos planeado, ya que había terminado haciendo una carrera de coches inesperada. Logan me perdonó y me dio un inocente beso en la mejilla. Después de unos minutos pedimos la comida. Opté por una deliciosa Langosta. En pocos minutos la mesa se llenó de solomillos, entrecot, pescado y tarjetas de crédito black unlimited.Estuvimos todos charlando animadamente y riendo sin parar. Parecía como si les conociera a todos de toda la vida. Durante la comida, Logan y yo estuvimos muy cariñosos. Era agradable estar con él. Me sentía como en casa. Por un momento, se me olvidaron todas las preocupaciones. Sólo estábamos nosotros.
-Bueno, creo que es hora de echar unos cuantos partidos ¿no os parece? Hay que bajar la comida-.Dije emocionada, levantándome de mi silla.
Había unas vistas muy bonitas. Estábamos sentados en una larga mesa en una especie de terraza al lado de los campos de golf y se veía todo naturaleza, todo césped y algún árbol. El clima era perfecto, no hacía ni frío ni calor.
-Estoy de acuerdo-.Dijo Connor. Puse cara de pocos amigos. Siempre quería robarme el protagonismo, y decir la última palabra.
-Creo que no hablaba contigo-.Me crucé de brazos.
-Pues yo creo que no te has dirigido a nadie en particular-.Dijo levantándose y poniendo las dos manos en la mesa. Me ponía de los nervios la forma en que se comportaba, aparentando siempre tranquilidad.
-Bueno, pues ahora ya sabes que no iba para ti, estúpido-.Dije esto último en un susurro apenas audible e imitando el gesto de las manos en la mesa.
-Sin insultar niñita malcriada.
-¡Ja! Y lo dices tú-.Dije aún más enfadada. Intenté calmarme, respirando profundamente.
-Wo wo wo. Chicos, calmaros. ¿No podeis dejar de estar como el perro y el gato a cada momento del día?-.Intervino Wade.
-Con él es imposible. Ha sido el que ha empezado-.Repuse.
-Sí, claro, ahora tengo yo la culpa-.Dijo tensando la mandíbula.
-¡Aaggg! No te soporto-.Grité dándome la vuelta con las manos en los oídos.
-Eres insoportable-.Espetó.
-Déjame en paz-.Repliqué. Pasaron unos segundos.
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Te odio con amor
RomanceKhloe es una chica de 17 años que siempre ha tenido todo lo que quería, ya que sus padres son dos empresarios que poseen una fortuna envidiable. Ella ha vivido toda su vida en el Upper East Side una de las zonas más exclusivas de Nueva York, pero to...