CAPÍTULO 22: DESPERTARES

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NARRA: KHLOE

Una luz cegadora invadió la estancia, abrí los ojos y me estiré en la cama. Pero de repente me dio un dolor de cabeza súper intenso que hizo que después de incorporarme me tumbara de nuevo. La luz de una mañana en Los Ángeles inundaba la habitación, rayos de sol se colaban entre las cortinas, proyectando sombras en unos muebles oscuros que no recordaba haber visto antes. Abrí los ojos poco a poco con una mueca de dolor que invadió mi rostro y me llevé la mano a la frente. La cabeza me iba a estallar en mil pedazos. Cuando conseguí abrir los ojos a duras penas e incorporarme otra vez, me caí de la cama, genial, ahora el dolor se había multiplicado por tres. Mi espalda crujió desagradablemente.

-¡Joder!-.solté dolorida.

Inspeccioné el lugar, no parecía que hubiera nadie, sin embargo había una camisa negra encima de la silla del escritorio, en ese momento fue cuando los recuerdos invadieron mi memoria.

¡Oh por dios! ¡Estaba semidesnuda en  la habitación de Connor! Recordaba que aquel chico había intentado ponerme las manos encima, y que yo había gritado el nombre de Connor sin saber por qué, él me había ayudado. Aunque no lo soportaba, me sentía agradecida. Él debió de traerme aquí después de desmayarme en la fiesta, lo último que recuerdo fue cómo caía y sus fuertes brazos cogiéndole de la cintura para que no me golpeara contra el suelo.

-Bueno, parece que se ha despertado la mocosa durmiente. ¿Qué? De resaca ¿no? No te preocupes, se te pasará con el Ibi profe o que te he dejado junto a la mesilla.

Su repentina aparición le sobresaltó. Fruncí el ceño, lo que menos me apetecía ahora eran sus bromitas. Aunque en  sus ojos color miel parecía haber un rastro de preocupación. Miré hacia arriba desde detrás de la cama y me puse roja de la cabeza a los pies. Acababa de salir de la ducha y múltiples gotas de agua recorrían sus abdominales y algunas caían de su pelo por la frente. No puedo, no puedo enfrentarme a esto a primera hora de la mañana, con una resaca de mil demonios. Por no hablar de que lo único que llevaba puesto era una toalla atada a las caderas. Deslice la mirada un poquito más abajo, esa  V tan marcada me estaba volviendo loca...

-Madre mía, qué estoy haciendo aquí, Connor-.Dije en un tono de voz que denotaba rendimiento.

-Ayer te drogaron en la fiesta-.Soltó sin inmutarse.

-¿Qué?-.Pregunté horrorizada, levantándome del suelo abruptamente.

-Sí, ¿Por qué estabas tirada en el suelo?-.Preguntó riéndose.

-Joder, Connor, me acabo de levantar y me encuentro con que estoy semidesnuda, en tu habitación, en tu cama, con una sudadera tuya puesta, con un dolor de cabeza terrible, contigo tremendamente sexy y mojado delante de mis narices, y ahora me dices que me han drogado en la fiesta. ¿Te parece gracioso?-.Me puse las manos en la cabeza y comencé a caminar de un lado a otro. Me giré en esa misma posición y seguí su mirada divertida hasta mi cuerpo. Miré hacia abajo y descubrí lo que miraba tan fijamente. Al levantar tanto los brazos la sudadera se levantó con ellos hasta la cintura. Tan pronto como pude estiré de ella hacia abajo y me puse unos pantalones negros de chándal que había tirados encima de una cómoda de caoba negra. Y claro, eran suyos, lo que hizo que la situación fuera un poco más incómoda.

Bien Khloe, bien. Lo estás haciendo cada vez mejor.

-¿Acabas de decir que estoy tremendamente sexy?-.Me miró con esa sonrisa que me volvía loca e hiciera que quisiera que me besara.

-Eehhh...¿no?-.Dije en un intento de que creyese que se lo había imaginado, lo cual obviamente no pasó.

-Pues yo creo que sí, mocosa-.Se acercó a mí. –Mira, seguramente no te acuerdes de nada, es uno de los numerosos efectos de lo que te dieron, así que brevemente: cuando estuvimos bailando todos en la planta baja, dijiste que ibas al baño, me pareció oírte gritar y fui a buscarte. Y...

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2021 ⏰

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