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No sé si equivocaste la parada o que aquella estación sin viajeros, te pareció algo diferente a eso de ser el lugar más extraño de un mundo que no gira. O tal vez te llamo la atención encontrar allí un cementerio, repleto de adornos y copado de historias en cada lápida que llevan escrito como apellido, la palabra fin.
O peor aun, y da la casualidad que la locura,la tuya, pesa tantos gramos como la mía, atrayendo a esa soledad que espera darse un nuevo festín. Escondiendo ese cartel de advertencia donde reza, que las ganas no son de esa talla que se amolde a mi cintura y que , todavía no acabó ese régimen donde solo se ingieran penas.
El caso que el ruido de la caída de tu armadura, el atrevimiento de un sol a dejarse ver tras esa nube oscura, no parece llamar a una guerra, aunque tras dicho acto inevitablemente surgió el sonido de un cincel esculpiendo sobre la piedra una fecha.
Por lo que más quieras, nunca reveles tu nombre y así no te apellidarás fin ...

Todas las vidas que no viví Donde viven las historias. Descúbrelo ahora