12

0 0 0
                                    

El baile de las agujas del algún reloj, parecen haber devuelto la levedad a unas notas, que sirven al viento como susurro que grita. Consiguiendo que mis ojos, expectantes, recorran ese caparazón que un día, estalló en mil aristas y que ahora, ha restañado sus grietas,añadiendo capas entre los daños y los años.
Lugar originario este.
Lugar que sirve como si en ocasiones fuera mi placenta.
Lugar a fin de cuentas donde nazco y nacen algunas letras. Recordándome, que nunca volverán a la vida porque para eso, primero habría que perderla.
Enseñando sin quererlo la multitud de tormentas y calmas densas que un millón de veces, se erigieron en extrañas pruebas. Las mismas, que a modo de defensa, tan solo vivas entre unos ojos que discernían entre realidades y divagaciones. Entre deseos y mundos que lograban conectarse en un limbo imaginario. Donde adormecer mis miedos, y no parecer exhausto ante tanto gigante que me empequeñecía. Quizás no crecí tanto, y solo le hice caso a esa inventada musa, para tomar su mano y volver a ese refugio, donde suspender la vida para volver a vivirla...

Todas las vidas que no viví Donde viven las historias. Descúbrelo ahora