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"Jugamos con el tiempo sin ser conscientes que no nos pertenece.
Que puede ser caduco como las hojas de esos árboles que se desnudan en otoño.
Y aunque te empeñes en llevar al otoño este verano, jamás será creíble, si las hojas por las calles corren arrastradas por el viento.
Aunque está bien eso de creer en imposibles, olvidando que la realidad se puede convertir en verdugo de cientos de sueños.
Yo sencillamente me conformo, con poder ser un recuerdo, quizás efímero, como las perseidas de la noche de San Lorenzo.
O si la suerte una esquina de tu alma tocar me ha dejado, no verme engullida por el olvido tan pronto.
Estaría bien alcanzar Diciembre, sus noches donde la niebla aparece, o llegar al veinticinco y dejar que todo se diluya entre las luces de colores, los regalos...
No sería un mal momento ese donde, aunque lo neguemos, surge ese niño que todos aún llevamos.
Porque así, como niños, la tristeza no pesa, a los pocos minutos desaparece.
Ni se tiene la consciencia de andar implorando una dosis de cariño, se entrega y se recibe sin esperar nada a cambio.
Aunque sería maravilloso aspirar a ser una pequeña huella asociada, sin saber porque, a las notas de una canción, a un aroma....
Llegar a aparecer sin permiso e incluso vestirse de anécdota que se cuente siendo abuelos a los nietos.
Y ahora, si tu imaginación lo permite, pinta este proyecto de recuerdo con los colores que brinda este cielo.
Llénalo del suave murmullo de las olas acariciando esta playa.
Olvidando por unos instantes qué la realidad es así, y poco o nada podemos hacer para cambiarla.
Olvidando que desaparecerán las huellas de las caricias, la de los besos regalados en los labios, lo confortable de este abrazo, como la hará también este tono dorado en nuestra piel.
Hemos vivido un amor de los que llegan y marchan con el verano..."

Así fue su despedida y solo el tiempo descubrió cual es el tipo de recuerdo que llegó a ser.
Aunque se equivocó y todo se fue diluyendo en un Marzo disfrazado de Mayo.
Como en aquello que un otoño no puede ver su verano.
Tan solo bastó con encontrarnos un Octubre de hace un par de años y comprobar como hasta el mar puede tomar el asfalto durante esos pocos segundos donde nos miramos...

Todas las vidas que no viví Donde viven las historias. Descúbrelo ahora