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Quisiera en tus caderas volver a desfilar, entre ese despertar que sume una tregua, sin ninguna bandera
de rendición.
Crear las noches donde asaltar los labios, para dejar en ellos un preciado reguero de besos.
Esconderlos donde nada los pueda confiscar.
Quisiera sostener la vida en un segundo, donde nada se pierda.
Se anule el correr veloz de las horas, llegar a tu ombligo, y perder la razón allí.
Jugar con mis dedos a dibujar sobre las sábanas, cada una de las curvas de tu cuerpo.
Crear celos a esa pasión rutinaria, y desterrarla a esa dimensión.
Donde la luna mece cada ola antes de una playa tomar.
Mientras vuelva bañada, quisiera crear otra nueva, una más para que sea la suma de otras que aún estar
por llegar.
Quisiera dibujar sobre tu piel, cada de una de las letras de un verso, aquel que fue dictado por el
corazón.
Comprobar como en cada trazo, logra estremecer, crear un suspiro, un cosquilleo en tus labios con la
palabra alojada allí.
Quisiera dejar en tu cuerpo mi obra maestra, leerla una y mil veces, aunque se muestre inacabada.
Disfrutar entre pausas donde pueda acariciar ese bello lienzo que sigues siendo tú.
La musa real de carne y hueso, dura competencia que no logra vencer, la creada por mi imaginación.
Sueño de este loco y mal logrado aprendiz de poeta, ese que en vez de crear un verso, parece más
empeñado en pelear con las letras, y destruir por completo sus intentos de una rima asonante.
Quisiera dejar que fuera el alma quien acabase ese verso.Mientras las palabras se siguen dibujando en tu cuerpo, sigo con mimo cada una de las caricias que
hacen las veces de renglones.
Ningún borrón esta permitido, sólo esos puntos que dibujan mis labios.. te besó entre cada estrofa que
creo, para seguir escribiendo sobre tu piel.
Quisiera crear un mundo allí.
Aunque me encuentro con ese que es tuyo, cuando me asaltas y me tomas como rehén.
Un secuestro inmenso de gozo, de placer... que logra encontrar el final de mi obra maestra...
Pero si quieres leerla, buscarla en tu piel deberás.
Es allí donde quisiera grabarla... leerla un millón de veces e incluso volverla a componer...

Todas las vidas que no viví Donde viven las historias. Descúbrelo ahora