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Abro la puerta de la azotea, el viento acaricia suavemente mi rostro.

Veo a la chica de ojos ámbar sentada abajo del muro, con la espalda apoyada en este.

Tiene la vista fija en un cuaderno, lleva puestos unos auriculares y está escribiendo a toda marcha.

¿Tendrá que entregar una tarea ahora?

Está tan concentrada que ni ha notado mi presencia.

Hoy extrañamente no va completamente vestida de negro, en la mayoría sí, pero hoy lleva zapatos blancos.

Me siento a su lado en el suelo. Ella me mira de reojo pero sigue escribiendo a toda velocidad.

Tengo curiosidad por lo que escribe, pero prefiero respetar su privacidad.

Así que por mientras saco mi celular y reviso mis redes.

Me río con varios memes, y encuentro unas cuantas noticias interesantes.

Luego de un largo rato siento que me tocan el hombro.

Me giro encontrándome con esa mirada ámbar.

—Hola, lamento no saludarte antes, estaba ocupada. —me muestra su cuaderno, la página está llena de letras. Hoy su voz se escucha algo ronca, pero ya puede hablar y eso es un avance.

—No importa, por lo menos ya puedes hablar. —ella sonríe levemente y asiente.

—¿Conversaciones profundas? —sugiere.

—Bueno ¿no tienes que irte en unos pocos minutos? —pregunto, ella niega.

—Tengo la siguiente hora libre, la profesora ha faltado. —me informa y se encoge de hombros— Escoge tú el tema.

Es en ese momento que me llega un olor a quemado. Frunzo el ceño y una idea llega a mi mente. 

—Contaminación y caza desmesurada —murmuro.

Ella me mira fijamente y sonríe.

—Buen tema —murmura y asiente— Bien, empieza tú.

—¿Por qué yo? —pregunto frunciendo el ceño, ella ríe.

—Por sugerir el tema —ruedo los ojos ante su excusa.

—Bien, empiezo yo —suspiro y miro el cielo en busca de inspiración— Contaminación, no hay mucho que pueda decir. Me molesta que lo único que es nuestro soporte de vida, sea matado lentamente. Es como ir con la persona que te ha cuidado y alimentado y lanzar encima de ella basura.

>>El mundo nos ha dado muchas advertencias y aún así ignoramos todas y cada una, explotando los recursos que deberían ser cuidados. La caza desmesurada, otro problema más. Horrible que hayan personas que cazan por diversión, sin necesidad de la comida o algo por el estilo, extinguen rápidamente especies esenciales en los ecosistemas.

Suspiro y cierro mis ojos dejando que el aire acaricie mi rostro.

—Buen pensamiento —murmura— Mi turno.

—Siento que mi opinión va a dar asco al lado de la tuya —murmuro, ella ríe.

—Cada opinión tiene valor, siempre y cuando no ofendan a los demás —me contradice— Bueno, empiezo. Muchos dicen que se están adoptando medidas para cuidar el planeta, pero si es así ¿Entonces dónde se ven los resultados? Se sigue viendo una caza ilegal desmesurada, una que no debería existir.

>> ¡Nosotros somos cada vez más! ¿Es que acaso todo ser vivo, a excepción de los humanos, debe morir? Rompemos cadenas tróficas, eliminamos ecosistemas y lanzamos concreto encima de estos, tomamos a los animales como un trofeo extinguiendo varias especies. —ella frunce el ceño con molestia— Cada vez nos acercamos a una extinción masiva ¡Y no hacemos nada para evitarlo! ¿Es que son tan ciegos que no pueden notar que estamos ahogando a la tierra en basura? ¿Qué cada día parece que le quitamos vida?

>> Es muy triste que muchos estén criando a sus hijos para poder arreglar su futuro, el futuro que ellos mismo destruyeron y que no quieren reparar —suspira— Básicamente rompieron una vasija en millones de pedazos, y nos dieron los trozos para que los pegáramos; nunca nos dieron un pegamento para hacerlo, aún no sabemos si este de verdad funciona, ya que la siguen rompiendo una y otra vez. —cierra sus ojos y apoya su cabeza en la pared— Llegará un punto en que ya no podrá ser reparada y no podemos crear otra.

—Me gusta tu forma de ver las cosas —murmuro, ella sonríe y desvía su mirada de mí.

Tiene las mejillas ligeramente rosas.

—Bueno, es solo una opinión más —alcanza a murmurar.

—Bueno, me gusta tu opinión —le respondo con una leve sonrisa.

Ella está por responderme, pero el sonido de mi celular la detiene.

Bufo con molestia al ver el nombre de mi novia en la pantalla.

Cuelgo la llamada y miro a la chica de ojos ámbar, me está viendo confundida.

—¿No debiste contestar? —me pregunta.

—No era nadie import... —el sonido me interrumpe.

Bien, ya tuve suficiente.

No dejo que esto pase de hoy.

Voy a terminar con ella.

Suspiro y veo a la chica de ojos ámbar— Me tengo que ir.

Ella le resta importancia con la mano.

—No importa, ve. —me alienta— Nos veremos luego.

Se despide con la mano, le sonrío y tomo mi bolso. Me levanto y entro en el edificio.


Conversaciones en la Azotea (LQSMSL #2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora