Apenas un toque es suficiente para familiarizarse, y a su vez, resulta tan efímero como un delirio soñado a medianoche.
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• Conjunto de relatos, drabbles y viñetas en torno a Haikyuu, manga de Haruichi Furudate el cual nunca podré...
Descripción: Kiyoomi teme no ser suficiente para Utsui.
To my lovely Blue <3
Después de tanto llorar en el chat, al fin escribí un UshiSaku. Obvio tenía que ser para vos, hermosa. La idea es toda tuya, yo solo la desarrollé de forma muy espontánea. Ojalá te guste. Feliz cumpleaños, Blue. Capaz para vos sea mucho, pero para mí sos una amiga requete importante.
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"Estoy vencida porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar"
Mi enfermedad, Fabiana Cantilo
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En la mayoría de las situaciones, le resultaba difícil entenderse con Wakatoshi. Lo quería, eso no era una duda, pero a veces, Kiyoomi deseaba quitarse el guante y encajarle un golpe en el ojo para que su querido novio reaccionara.
En gran parte de los casos, sus problemas eran a nivel semántico, porque a Wakatoshi había que explicarle todo de manera detallada para evitar posibles confusiones que desencadenaran líos peores ─como la vez en que Kiyoomi amenazó a Miya con cortarle la... Mano, y él, con una paciencia enorme, se paró entre ellos a explicarle por qué el homicidio no era correcto.
Las expresiones figuradas no eran comprendidas por Wakatoshi, y con el tiempo, Kiyoomi se había habituado a eso. Su amistad previa ayudaba, pero eso no evitaba que los embrollos siguieran surgiendo.
Era lo natural, le decían quienes lo rodeaban cada vez que le veían arrugar la nariz frente al teléfono: una relación duradera sería víctima de altibajos en tanto existiera. Resultaba una condición inherente a ella.
Sin embargo, desde hacía tiempo que a Kiyoomi lo venía atormentando cierta cuestión, la cual no se atrevía a expresar en voz alta ─porque por sobre todas las cosas, era un muchacho inseguro que fingía no serlo, y debía hacerle honor a dicha apariencia.
Pero cuando Wakatoshi le dijo esa mañana que él y los Adlers irían a Estados Unidos a jugar contra los Irving, el equipo que entrenaba su padre, a Kiyoomi se le escapó un resoplido de indignación que el otro hombre no pasó por alto.
