Apenas un toque es suficiente para familiarizarse, y a su vez, resulta tan efímero como un delirio soñado a medianoche.
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• Conjunto de relatos, drabbles y viñetas en torno a Haikyuu, manga de Haruichi Furudate el cual nunca podré...
Mini songfic. Arriba dejo una traducción de She, de Hayley Kiyoko.
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─Sobrina, ¿para cuándo el novio?
Es la pregunta infaltable en las reuniones familiares.
Miwa bordea los veinte, aunque el resto de los mundanos le dicen que desde que se cortó el cabello por sobre el hombre parece de más edad.
─Sabes que esas cosas no me interesan, tío. ─La respuesta tampoco varía. La mesa entera se carcajea ante sus palabras, y con el paso del tiempo, Miwa ha aprendido a acompañarlos, aunque sus palabras no tengan ninguna gracia escondida.
De lo que sí se puede especular es de la veracidad de sus palabras ─porque si bien conseguir un novio no es una prioridad en su vida, Miwa no puede mentir: ha amado con locura a más de una persona, a más de una persona.
No puede, sin embargo, usar pronombres masculinos para describirlas.
Tobio y ella intercambian una mirada fugaz, y con toda la elocuencia por la que no destaca, se acerca a su padre y le susurra algo al oído. Entre suspiros, su padre le extiende la llave del auto y la señala a ella con la barbilla.
Miwa se pone de pie. Su familia no es amante de las formalidades, así que con la asocialidad que los caracteriza, los hermanos se escaquean por la puerta trasera y se meten en el auto. Ella acomoda el espejo, de manera que con su mirada feroz logra intimidarse, y luego se voltea hacia Tobio.
─Gracias ─dice. Mete la llave y el vehículo arranca.
Se meten en una carretera donde no hay mucho tránsito, y aunque Tobio no es muy conversador y las palabras se le enreden, murmura, sin despegar la vista de su celular:
─Deberías hablar con ellos ─sugiere. Ella aprieta las manoa en torno al volante, las uñas rozando la palma.
─No.
─Pero... ¿Si no vives ahora, cuándo lo harás?
Miwa lo observa, él no le devuelve la mirada.
─¿Estás leyendo eso en internet?
La sonrisa de Tobio es minúscula, y a pesar de la treta, Miwa se siente orgullosa de tener un hermano como él ─aunque la mayoría del tiempo solo sepa pensar en voleibol y sea un obseso con el tema.
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Haiba Alisa tiene el pelo más hermoso que Miwa ha visto. Bah, es perfecta en todos los sentidos de la palabra, pero lo primero que capta la atención de una estilista es lo de afuera, el empaque.
Y si, por obra de las causalidades, lo de adentro tiene la misma calidad, entonces Miwa se cree con la suerte de quien ha ganado una lotería después de gran miseria.
Miwa trabaja más horas de las que un cuerpo tan menudo debería poder soportar, pero como la leona que es, se aguanta, porque quiere ser la mejor, la más reconocida. Aquella digna de envidia, la que otros mueran por tener en sus vidas.
Y a la que Haiba Alisa desee de manera tan intensa que no tema quemarse en las llamas del infierno con tal de hacerse con Miwa.
Pero para eso...
Para eso debe dejar de ser la señorita correcta que todos creen que es y luchar por aquello que la moviliza, que la hace ser quien es. Se coloca una mano en el pecho y golpea la puerta de casa.
Ya no hay vuelta atrás.
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Quería que hubiera nenas lesbianas (porque sí, porque las lesbianas merecen reconocimiento en el Haikyuu); así que dejo a Miwa, otra vez. Iba a desarrollar un poquito más su relación con Ali, pero pensé que ella no merecía estar ahí, en la vida de Miwa, a escondidas.
