Des(confianza)

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Título: (Des)confianza

Personajes: Miya Atsumu || Sakusa Kiyoomi

Descripción: Atsumu y Omi-kun comparten una noche en un hotel previo al partido contra los Schweiden Adlers.

To my dear Mint-sama, por su cumple <3 Yo sé que no es hasta el primero, pero como tengo tres viñetas/mini OS para darte, voy publicando desde hoy. Nada, no sé qué decirte, que me encariñé pila con vos, sos una genia total. Admiro a mil tu perseverancia y la manera en que trabajás para lograr lo que querés. Te tengo las velas prendidas siempre. Te quiero mucho <3

Omi-kun es, sin lugar a dudas, una persona de lo más singular

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Omi-kun es, sin lugar a dudas, una persona de lo más singular. Todos lo son, en mayor o menos medida, pero hay algo que, a mi parecer, lo distingue del resto de los mundanos ─algo que solo ocurría con 'Samu hasta el momento, pues la cara es lo único en lo que nos parecemos; por el resto, es un individuo que siempre me sorprende: sus gestos, sus pensamientos, su actuar.

Tal vez, lo que diferencia a Omi-kun y a 'Samu es el hecho de que con uno compartí el útero y con el otro no ─porque ambos me repelen de la misma forma. Creo yo que si se conocieran, se complotarían en mi contra, tal y como mi gemelo solía hacer con Sunarin en nuestra adolescencia.

Cuando 'Samu dejó la casa familiar, un par de meses antes que yo, me señaló con ese acusador dedo que saca cada vez que me mando alguna de la mías y me recordó que debía lavar la ropa tras los entrenamientos.

Algo similar ocurrió luego de arribar a la ciudad donde se disputaría el partido con los Adlers. Después de entrenar un par de horas e instalarnos en el hotel, elegimos las habitaciones con un clásico piedra papel o tijera, y para la desgracia de Omi-kun, le ha tocado con el compañero más mugriento del plantel.

Yo.

Apenas tira sus petates sobre la cama junta las cejas gruesas y me fulmina con esa oscura mirada suya:

─Tienes que poner la ropa del entrenamiento en una bolsa, aparte de la que está limpia ─indica con firmeza. A punto estoy de mezclar todas mis camisetas frente a su nariz, pero como no quiero recoger el cadáver infartado de nadie, solo asiento con la cabeza y le digo que me voy a bañar.

 A punto estoy de mezclar todas mis camisetas frente a su nariz, pero como no quiero recoger el cadáver infartado de nadie, solo asiento con la cabeza y le digo que me voy a bañar

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Cuando Omi-kun sale de su propia ducha, me encuentra despatarrado sobre mi cama, con la computadora en la falda y un dulce de limón en la boca.

─Te he robado un caramelo del montón que dejaste arriba de tu mesa de luz ─digo antes de que me lo reproche─. Perdona, pero me encantan las golosinas ácidas ─agrego a manera de disculpa, aunque en realidad no la sienta.

A Omi-kun le palpita el ojo derecho, pero solo se encoge de hombros, toma asiento en la cama y desenvuelve un caramelo. Se echa con un libro, y se ve tan tranquilo ─tan distinto al neurótico que conozco─ que desestimo mi idea inicial de fastidiarle la noche.

Y las horas pasan, y mientras yo me engancho a otro gameplay de cuarenta y cinco minutos, noto como a Omi-kun se le caen los párpados y lucha por quedarse despierto.

─Deberías descansar ─apunto. Él me ve con los ojos desencajados de quien lucha por mantenerse lejos del sueño y niega─. Sé que es tarde para ti. Apaga la luz y duerme.

Él vuelve a sacudir la cabeza. Insisto.

─No voy a saltar sobre ti en medio de la noche ─me burlo. Él parece considerar mis palabras con la seriedad pintada en la cara. Me río─. Lo digo en serio, no soy ningún ser maquiavélico que llegó a hacerte la vida imposible.

─A veces lo dudo ─responde, sin alterar su mueca.

─¡Omi-kun!

─Perdón ─murmura. Se mira las manos, que se retuercen entre sí como si estuvieran en medio de su limpieza constantemente─. Supongo que solo estoy siendo paranoico.

─¿Por qué dudas de mí, Omi-kun? ─inquiero con la voz más infantil que soy capaz de entonar.

─No es personal ─se defiende. Tiene las cejas tan cerca de los ojos que pienso que en cualquier momento se pueden fundir.

─Duérmete, Omi-kun.

─Pero...

─Cuando digo que no voy a hacerte nada, es la pura verdad ─repito. Inhalo con fuerza y lo veo: histérico, inamovible, temeroso. Es un ser de lo más singular─. Sé cómo eres, sé cuándo tengo que frenar.

Él se queda un rato más despierto, pero al final, abandona el libro. Me escanea otra vez ─¿qué pasará por su mente?─ y decide apagar el velador. Gira su cuerpo y me da la espalda, y aunque parezca una estupidez, entiendo que es su manera de demostrar que confía en mí.

Con una pequeña sonrisa, dejo mis cosas de lado, listo para acostarme. Antes de cerrar los ojos, veo como la camiseta ajustada que lleva puesta se pega a su espalda. La columna vertebral se le marca, y está tan cerca que puedo delinear sus omóplatos con mis pupilas.

Solo cuando siento su respiración acompasarse concilio el sueño de una vez por todas.

Para el resto de los mortales: ¡SakuAtsu! Quiero mi premio por al fin haberles de dedicado algo y que no fueran la pareja secundaria

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Para el resto de los mortales: ¡SakuAtsu! Quiero mi premio por al fin haberles de dedicado algo y que no fueran la pareja secundaria. Es algo chiquito, pero espero que se haya notado mi headcanon principal: Omi es un desconfiado por naturaleza. Siente miedo por todo, creo yo. No sé, me encantaría desarrollar más esto, pero como me conozco, lo plasmo acá y cumplo. Ya podrán delirar ustedes con una historia mayor (Y LEER POSITIVO-NEGATIVO, INSENSATOS).

En fin, tamaniana.

Nana

One Touch || HaikyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora