CAPITULO 4

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LOS OJOS DE MI PEQUEÑA

Al día siguiente de llevar a Annie a casa me levanté con unas ojeras enormes Annie había llorado hasta que decidí llevarla a mi habitación y "dormir" con ella, me sentía horriblemente mal pero nada cambiaba el hecho de que ahora Annie se la pasara pegada a mi y que en mis brazos acallara su llanto, sus manitas se aferraban con tal fuerza a mis dedos que odié a Sara por haberla abandonado pero a la vez me sentía tan feliz de que me la dejara a mí que no la quisiera para que yo pudiera acunar aquel pequeño ser en mis brazos mecerle y cantarle nanas por las noches; mientras pensaba en esto me encontraba en la cocina preparando algo de comer y la leche de mi pequeña Annie que estaba acostada cerca de la barra desayunadora en un moises lleno de frasadas para cubrir su pequeño cuerpo del frío.

─Hola─dijo Carlos mientras yo pegaba un brinco, no le había oido llegar a la casa y menos a la cocina, las tortitas de papa estaban listas para comerse

─Hola Carlos─ saludé poniendo las tortitas en un plato para poder llevarlas al comedor sin derramarlas, Carlos se veía bastante bien enfundado en un jersey azul oscuro y unos pantalones de mezclilla negra, sus ojos resaltaban más, me gustaba verlo feliz, después de mirarme un rato caminó a donde estaba Annie acostada, me gustaba aún más verlo en plan: "yo soy su padre", la pequeña no había abierto los ojos aún y en ese preciso momento lo hizo: sus ojos eran de color azul claro hermosos, con pequeñas motitas grises. Su boquita se abrió en un pequeño bostezo después de haber dormido prácticamente toda la mañana.

─Quiero que ella sea la mujer más feliz de toda la faz de la tierra, no permitiré que le hagan daño─ dijo cogiendola en brazos como si de una figura de cristal se tratase y tuviera miendo de romperla.

─Sabes con solo ver la mirada que has puesto sé que se a convertido en tu princesa─dije colocándome a su lado con una mano en su hombro y la otra con el plato lleno de comida─apuesto a que mueres de hambre así que ven vamos a comer─sus ojos se despegaron de Annie y me miró para después mirarme fugazmente antes de ir al comedor.

─Sabes es la primera vez que veo los ojos de mi princesa─ Carlos era tan tierno que odiaba aún más a Sara por abandonarlos, odiaba a Sara por romperle el corazón a mi mejor amigo, odiaba haberme ido y me sentía culpable de no haber estado allí para decirle a Carlos mi opinión de aquella chica, yo quería a Carlos, era la persona a la que más quería, Carlos es mi amigo y no volvería a permitir que le rompieran el corazón y eso estaba decidido.

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─¡Carlos!─grité presa de la emoción al ver a Annie que empezaba a caminar agarrada de la mesa de centro de la salita y como si fuera arte de mágia Carlos apareció a mi lado jadeando para llevarse una mano a la boca de emoción, Annie ya había avanzado hasta la puerta de cristal cuando se cayó pero no lloró ni nada simplemente se levantó y continuo su camino a la puerta de cristal.

─Dios ésto es hermoso─dijo Carlos volteando a verme.

─Si lo es─entonces lo inesperado sucedió, Carlos se volvió hacia mi y me besó, sus labios acariciaron levemente mis labios que al principió se mostraron tensos para después responder con igual intensidad, hasta a mi me sorprendió sentir mis manos subiendo por su cuello hasta enredarse en su cabello, el beso subió de intensidad y en mi estómago se desataron un montón de pirañas asesinas. Hasta que una risita nos interrumpió Annie se encontraba de pie frente a nosotros con una manita en puño sobre su pantaloncito de mezclilla.

─Papi─balbuceó Annie y ante el asombro y el sopor en el que me dejó el beso me abrumaban al igual que los sentimientos que Carlos había despertado me confundían no entendía porque tenía ganas de volver a besar a Carlos...
Dos años después
-Papi quiero mi peluche-gritó Annie desde su habitación, era de noche y Annie aún no podía dormir, tenía miedo, las pesadillas atormentaban su mente y ya era la quinta vez en la noche que se levantaba y lo peor es que era mi turno, cuando llegué sus brillantes ojitos azules me miraron, yo sonreí y la tomé en brazos junto con su peluche del gato de Alicia y la llevé a mi habitación a que se durmiera conmigo.
Ésta pequeña se ha convertido en la mejor aventura que sin duda he tenido... Con la mente en otra parte salí de mi cuarto por la mañana, apenas había dormido, pero hoy Annie cumplía tres años por lo que como todo un hecho me puse a preparar chocolate para todos, en este bello día hace tres años volví a ver a mi mejor amigo y me convertí en madre, escuché unos apresurados pasos bajar la escalera, era Carlos.
-Ya tengo el pastel y el regalo-dijo con una caja bastante grande bajo el brazo.
-Bien, ella está en mi habitación, ya está el chocolate y solo me falta arreglar la mesa y poner la canción de cumpleaños-él asintió, soltó su regalo cuidadosamente y fue por el mantel y el pastel, cuando todo estuvo listo tomé mi regalo y puse la canción a todo volumen y subimos corriendo las escaleras, Annie ya se estaba despertando cuando llegamos y al unísono gritamos " ¡Feliz cumpleaños Annie!"ella sonrió y entre brincos y gritos de alegría corrió hasta nosotros y primero nos abrazó y luego nos quitó los regalos, y comenzó por el regalo de Carlos, él y yo nos sentamos detrás de Annie quien ya había llegado a la caja que contenía el regalo y la abrió con desesperación y lo que sacó fue un violonchelo pequeñito, Annie gritó emocionada y dijo: -¡Voy a tocar como mamá!-miré a Carlos asombrada y él también me miró, miré sus ojos y me besó pero el mágico beso se rompió cuando una vocecita dijo asqueada:
-Iugh no hagan eso en mi cumpleaños-.
Annie continuó abriendo sus regalos y yo con el corazón desbocado pasé el resto del día.

EL AMOR DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora