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Cuarto año
JUSTO COMO CREYÓ, LAS COSAS NO CAMBIARON MUCHO. Remus y ella no habían hablado del beso, y Sophia creyó que era lo mejor para no poner tenso en ambiente. Se sentaban juntos en las clases que compartían y algunas veces conversaban en los pasillos a causa de molestias de Black. Se preguntaba si su esfuerzo por dar un paso más con Lupin había hecho alguna diferencia. Se había mostrado lo más natural posible, sabiendo que eso hacia que se sintiera más cómodo, lo había apoyado con su condición y le prometió ayudar. Pero no parecía que él la tratara como algo más cercano que una conocida que le agradaba. Quizás la había cargado al besarse, pero él parecía muy dispuesto en ese momento.
—No sabía que eras de las personas que besa a alguien y después no le habla más.
Se atrevió a acusar. Ambos estaban en la biblioteca, se habían encontrado casualmente y Sophia decidió aprovechar a encarar al castaño, quien enrojeció por completo evitando totalmente los ojos de la rubia.
—Estamos hablando.
Murmuró apenado, intentando volver su vista al libro, sabiendo que no iba a poder volver a leer con la presencia de ella.
—No te hagas el tonto Lupin, sabes de qué hablo. No deberías ser tan descortés e inmaduro.
A Remus no le gustó nada como fue clasificado, él había tenido una buena crianza con buenos modales. Pero admitía que tenía razón. Había intentado evitarla lo más posible, aunque no había podido evitar ser interceptado varias veces. Ni siquiera pudo dar una respuesta.
—Mira, no volveré a sacar el tema, pero quiero que dejes esa actitud extraña. ¿Crees que puedes hacerlo?
Preguntó ya cansada de que Remus no sea Remus a su lado. Le había gustado demasiado probar esa confianza que le había dejado como para ahora perderla. Una pequeña y tímida sonrisa salió de los labios del castaño.
—Esta bien... Y perdón.
Dijo apenado, recibiendo una sonrisa como respuesta antes de volver a bajar su mirada a su libro de animagos, sintiendo los ojos chocolate observarla unos segundos antes de también seguir con su lectura.
