Decisión

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Allí, en la salida de la aldea mientras esperaba que le dieran la orden para poder marcharse dedicó unos segundos a pensar en la situación.

Él supo de la misión, entendió perfectamente que era la única persona capaz de afectar el resultado, supo que una sola palabra suya podía salvar o hundir a Tenten, supo que la decisión estaba en sus manos y escogió.

El destino de todo shinobi es cumplir las misiones que le son asignadas sin importar lo que puedan implicar, él siempre lo supo y lo asumió, pero también era consciente que para ella no era tan sencillo y por eso la había forzado a aceptar la realidad.

Y por supuesto su conciencia le reprochaba

Pero siempre se contestaba a sí mismo que había sido lo mejor.

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La Hokage apareció junto a él y le dio una excusa tonta para no poder asistir, pero él podía leer en su mirada que la culpabilidad era el verdadero motivo para no poder asistir, Gai y Lee estaban convenientemente en una misión así que tampoco podían ir, y casi que uno a uno nombró a los ninjas de la aldea y sus motivos para no ir dejando en claro de paso que él iba a ser el único representante de la aldea en el lugar.

- Debes irte ahora o se te hará tarde - ordenó la Hokage y se fue sin decir nada más.

Y así ahora le tocaba ir solo a la aldea del Rayo para presenciar la boda de Tenten, no podía asegurarlo pero una parte de él sentía que la Hokage lo enviaba solo, para ver si por cosas de la vida lograba detener la boda. La Hokage era otra sentimental que prefería poner la felicidad de un shinobi antes que la seguridad de la aldea. Nuevamente se permitió sumergirse en sus pensamientos mientras saltaba de rama en rama.

Recordaba con claridad que desde el preciso instante en que ella aceptó la misión él quiso retractarse, pero era un Hyūga y su orgullo era más fuerte que cualquier otra cosa; además como fiel creyente en el destino estaba seguro que en el de ella estaba escrito que eso debía ser así.

Luego de mucho saltar finalmente llegó a la aldea y sin perder tiempo se dirigió a la mansión donde se efectuaría la boda, aunque era un poco temprano ya estaba empezando a llenarse el lugar así que tomó uno de los asientos en medio de la multitud y se limitó a esperar. La paciencia no era parte de sus cualidades y tener que estar rodeado de tanta gente era verdaderamente molesto.

Por un instante la espera valió la pena, allí estaba ella caminando hacia el altar. Todos a su alrededor murmuraban que era hermosa y él les daba la razón pero sólo en una parte, Tenten era hermosa sí, pero no en ese momento.

Su mirada siempre viva y su cara usualmente sonriente no estaban allí, en lugar de eso estaba una mirada completamente vacía dejando ver que en su interior estaba muerta y su cara era un intento de máscara que no dejaba ver lo que realmente estaba pensando. Además que él la había visto al natural, y era muchísimo más hermosa que con ese peinado elaborado y el maquillaje sobrecargado. Sus ojos se encontraron y él intentó transmitirle lo que pensaba, quería que ella recapacitara y diera media vuelta regresando a la aldea sin importar si se desataba una guerra, tan sólo quería que regresara con él, no podía apartar sus ojos de los de ella, pero ella si fue capaz de romper el contacto visual dejando ver un ligero atisbo de ira mientras lo hacía.

La velocidad con que caminaba hacia su destino aumentó un poco y un momento después estaba frente a frente con su esposo, bueno, se adelantó un poco a los hechos, su futuro esposo, pero eso no importaba una vez firmado el papel no hubo vuelta atrás. No fue sólo la máscara de ella la que se resquebrajó con el beso, él no pudo evitar apartar la mirada y apretar sus manos el escaso segundo que duró ese contacto.

Después de eso todo el mundo se dirigió hacia un gran salón donde estaba la comida y por supuesto, la pista de baile. Prefirió quedarse rezagado y dirigirse hacia un balcón, definitivamente había tenido suficiente contacto con la gente por un día. Ocasionalmente vigiló todo con su byakugan, sólo para asegurarse que todo siguiera en orden y justamente por hacer eso fue que notó que el salón empezaba a vaciarse pues algunos invitados empezaban a marcharse ya. Y entonces fue traicionado por su propio cuerpo, sus pies se dirigieron de forma automática hacia el salón, más exactamente hacia el lugar donde ella bailaba mecánicamente con alguien.

Una chispa de alegría alcanzó a atravesar la máscara de ella cuando él solicitó ser el siguiente para bailar, también sintió como una mirada se clavaba en su espalda desde el preciso instante en que empezó oficialmente a bailar con ella.

- Deberías sonreír o al menos intentar lucir feliz - habló finalmente. No quería hacerle un reclamo pero le era más fácil hablarle así que decirle lo que realmente pensaba.

- No veo el motivo para hacerlo - le contestó escondiendo sus ojos

- Es tu deber, al menos deberías cumplir bien tu misión - Tenten se detuvo y él pudo sentir ligeramente la tensión y los espasmos que le indicaban el motivo - ¡no te atrevas a llorar! - le susurró de modo cortante mientras empezaba a girar nuevamente con la melodía para evitar llamar la atención - No es apropiado.

-Ven, tenemos que retirarnos - dijo una voz frente a él mientras posaba una mano sobre el hombro de ella indicándole que se detuviera. Sintió como ella se congelaba y su mano automáticamente apretó con más fuerza su cintura para no dejarla ir.

-Cla... claro, vámonos - habló tartamudeando intentando separarse pero su mano se rehusaba a soltarla

-Muchas gracias por asistir, pero mi esposa y yo estamos cansados y deseamos poder estar a solas - le habló mirándolo con cierta prepotencia y ¿rivalidad?

-Por supuesto - contestó en un murmullo soltándola - les deseo muchos éxitos juntos - y tras decir eso desapareció.

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No me gusta eso era todo lo que podía decir para describir al esposo de Tenten, había algo en él que no le inspiraba la más mínima confianza pero sabía que no podía hacer nada. Aunque tenía autorización para quedarse en la aldea y descansar esa noche decidió no hacerlo, necesitaba irse, alejarse rápidamente de allí antes de hacer alguna estupidez; así que sin pensarlo mucho emprendió camino para volver a Konoha.

Y una vez de vuelta en la aldea no quiso tener el tiempo de estar en casa a solas, sabía que se sumergiría en sus pensamientos y su consciencia le reprocharía una y otra vez lo que había hecho. Por eso, tan pronto regresó le pidió a la Hokage cuanta misión estuviese disponible, cualquier cosa que lo alejara de su nueva realidad.

Así transcurrieron cuatro meses, tal vez un poco más hasta que finalmente Tsunade le exigió que descansara. Estuvo dos días en su habitación en los terrenos del Clan, saliendo a la aldea a lo estrictamente necesario, no soportaba a la gente, quería gritarlos a todos por no valorar sus inútil y patética existencia, por seguir como si nada sin siquiera saber o apreciar el sacrificio que ella había hecho por ellos, por seguir sus vidas mientras la de él se había derrumbado. Estaba harto y su mente lo estaba matando, así que hizo lo que sabía que no debía hacer: dirigirse a la aldea del Rayo.

Al llegar se subió a un tejado, meditó un momento nuevamente lo que estaba a punto de hacer, pues estaba seguro que ella notaría su presencia tarde o temprano, suspiró pesadamente y encendió su byakugan para vigilar.


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Esta historia se caracteriza por traer muchos de los acontecimientos desde los dos puntos de vista.

*La Aldea del Rayo no existe oficialmente, pero más adelante se explica de donde surgió.

Boda Forzada (NejiTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora