Capítulo 9: Nueva vida

20 5 0
                                    

Querido diario:

Mi vida siempre ha seguido el camino establecido.

Naces, te gradúas, vas a la universidad, consigues un buen trabajo y formas una familia.

Ese camino ya no existe.

Simplemente avanzo sin saber dónde voy a acabar.

Me toma unos segundos recordar dónde estoy. Esta habitación no se parece en nada a ninguna en la que haya estado antes. Al ser una última planta, hay unas vigas de madera marcando la forma del techo y, gracias a los colores anaranjados, el cuarto tiene un aspecto sumamente acogedor. A mi derecha hay una enorme ventana que dejaría pasar toda la luz del amanecer de no ser por las cortinas blancas que hacen que los rayos del sol se vuelvan mucho más sutiles. Escucho el crujido de la puerta de madera, sin duda ese es el sonido más característico de este lugar.

— El desayuno está abajo. — Ethan se queda apoyado en el marco de la puerta, sin pasarlo, mirándome fijamente una vez más. — Te espera un día completito, así que te aconsejo que no te cortes.

El chico me hace un gesto y le sigo hasta el comedor donde Jairo ya está sentado comiendo una rebanada de pan con mermelada. Con solo mirarla mi boca se llena de saliva; me pregunto hace cuánto tiempo que no he visto pan recién hecho y, antes de que pueda pensar la respuesta ya estoy pegando el primer mordisco al trozo que quedaba.

— Por lo visto hoy tendremos que trabajar. — Jairo comienza a hablar cuando Ethan nos deja a solas, aunque creo que poco a poco va confiando más en él. — Según lo que me ha dicho, que aportemos algo es la única forma de que nos quieran aquí.

— Lo veo lógico, no podemos simplemente esperar que nos mantengan sin dar nada a cambio.

Para ser sincera, la idea de trabajar no suena tan mal en mi cabeza. Los días se hacen muy largos cuando no tienes nada que hacer, así que tener una rutina y un objetivo no nos vendrán nada mal.

Cuando ponemos un pie en la calle viene a mi mente de nuevo la imagen de lo que sucedió ayer temiendo que se repita, pero no ocurre, de hecho, la calle está completamente vacía.

— Llegamos un poco tarde. No os preocupéis, es vuestro primer día, no lo tendrán en cuenta.

— Me conformo con que no me lancen huevos.

Se crea un silencio tenso. No sabría decir si mi primo ha dicho eso a modo de broma o reproche. Sea como sea intento cambiar de tema lo antes posible.

— ¿Cómo os las apañáis para organizaros?

— Es medianamente fácil en un pueblo de mil setecientos habitantes. Cada uno hace algo y nos organizamos para que haya comida para todos. El resto lo puedes conseguir haciendo trueques. En realidad, las personas siempre hemos vivido sin electricidad así que solo es cuestión de retroceder un poco en el tiempo.

Caminamos unos minutos hasta llegar a las afueras del pueblo, y a medida que nos acercamos hay más tránsito de gente.

— Hemos llegado. — Delante de nosotros se extienden varias hectáreas de campo de cultivo. — ¡Finn, ven! Enséñale esto a Jairo. — Un hombre de unos cincuenta años y aspecto cansado se acerca a mi primo.

— Alicia, tu irás a la granja, necesitan ayuda allí. Seguro que las chicas te reciben con los brazos abiertos.

— Eso suena bien. Por cierto, puedes llamarme Ali.

— Tengo que ir al bosque, pregunta por Cassandra cuando llegues a la granja. Nos vemos luego, Ali. — El chico hace énfasis en mi nombre y juraría que por primera vez su semblante serio esboza una pequeña sonrisa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 13, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BlackoutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora