Capítulo 3

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Ambos chicos comenzaron su travesía. Ash miraba con cuidado al chico que se había ofrecido. Algo le causaba intriga.

—¿Eres coreano?
—¿Eh? No.
—Entonces chino.
—Soy japonés.
—Todos se ven iguales, ¿como voy a saber? ¿Y porqué me estas ayudando?

El chico se puso nervioso y evitaba mirarle. Ash le acosaba con la mirada con mayor fuerza.

—E-es solo que todos quieren a Barbie, ella nos ayuda bastante y no quiero que le pase nada. Además, no podía dejar que una chica fuera sola contra Dino.
—¿Te gusta Barbie?
—N-no, la aprecio mucho pero no me gusta.
—No lo sé, algo de ti no me agrada, estás ocultándome algo ¿cierto?
—¿Eh?
—Mi instinto de mach… digo, mi instinto femenino dice lo contrario.

Ambos se quedaron parádos a medio camino mirándose fijamente.

—El rey Dino lanzó un hechizo sobre mi.
—¿Hizo qué?

Eiji comenzó a desabotonar su camisa y mostró su pecho hacía Ash, el cual tenía un enorme candado justo en el corazón.

—¡No mames!
—El rey Dino es también un hechicero muy poderoso y puso esto en mi corazón. Sólo la princesa ciruela podrá quitarme esto y así podré… recuperar mi libertad.
—Diablos, ¿enserio esto son juegos para niñas? ¡Matel, ¿que te pasa?! No te preocupes, encontraremos a esa princesa y al príncipe, Barbie estará bien.
—Empieza a anochecer, necesitamos dormir.

Continuaron caminando en busca de una posada para pasar la noche pero era inútil y el sol se estaba poniendo.

—Esto es malo, está por oscurecer.
—Ash, mira, parece que hay fuego en el bosque.
—Cierto… y huele a comida— el estómago de Ash comenzó a rugir— tengo hambre.
—Hay que acercarnos.
—Bien, pero con cuidado.

Ambos caminaron en puntas hasta llegar a la fogata. Un grupo de tres chicos se encontraba cenando a la luz del fuego.

—No parecen guardias, ¿crees que sean aliados Ash?
—Si tu no sabes yo menos.

El mayor de ellos se levantó y de la nada apuntó con su espada hacia ellos.

—Un par de gatitos está espiando.
—N-no nos mate por favor.
—¿Son espías de Dino?
—Claro que no, estamos buscando al príncipe del hielo, queremos derrotar al rey Dino— dijo Ash con firmeza.

El hombre sonrió y bajó la espada.

—Por un momento creí que eran espías, veo que son aliados.
—¿Ustedes también se han revelado contra el Rey?— preguntó Eiji.
—Si, pero pasen, vengan a comer, se ve que tienen hambre.

Se miraron un poco desconfiados el par de amigos pero aceptaron ya que estaban demasiado cansados. Tomaron asiento y les dieron de comer y beber.

—Mi nombre es Blanca, el de cabellera larga es Yut y este pequeño es Sing.
—Gusto en conocerlos— dijo Eiji.
—Oigan, ¿ustedes saben algo de la princesa ciruela?
—¿La princesa ciruela?
—He oído sobre ella— comenzó a decir Yut Lung— es una historia boba, un cuento de hadas.
—Claro que no, ella existe— exclamó Sing— ella es una hechicera que podrá derrotar al rey Dino.
—¿Y donde está?— preguntó Eiji.
—Algunos dicen que vive en el bosque del Norte, otros que se encuentra cautiva en el castillo del rey Dino, pero nadie sabe con certeza su paradero— dijo Blanca— Pasa lo mismo que con el príncipe del hielo, a veces pienso que nos abandonó.
—¡Pero el príncipe es nuestra única esperanza!— dijo apresurado Eiji— Debemos creer en él.
—¿Creer? Ja… deja de soñar, ese príncipe es un cobarde. Abandonó a su pueblo cuando tuvo oportunidad, seguramente se fue lejos, huyendo como la basura que es.
—¡Eso no es cierto Yut! ¡El no nos abandonaría!
—Abre los ojos Sing, estamos olvidados… para él no somos nada.

Todos agacharon la mirada y Eiji se levantó y comenzó a caminar lejos del resto. Ash lo siguió y se acercó hacía él.

—Oye, ¿estás bien?
—Si… estoy bien.
—No les hagas caso, estoy seguro que la princesa y el príncipe no se han olvidado de su pueblo, rescataremos a Barbie y te quitarán esa cosa.
—Es solo que quizá tienen razón. A lo mejor el príncipe si es un cobarde.
—Si fuera un cobarde no habría venido conmigo para pelear.

Eiji le miró sorprendido.

—¿Qué? ¿Creiste que no me daría cuenta príncipe Eiji?
—Cómo lo…

Ash sonrió para él y Eiji devolvió el gesto.

—No escaparé más…— tomó las manos de Ash y éste se ruborizó avergonzado— Rescataré a Barbie y seremos libres.
—Bien— Eiji volvió a la tienda y Ash trataba de respirar— ¡Contrólate Ash!— se dijo a sí mismo y volvió a la tienda con el grupo.

La noche transcurrió y en madrugada partieron rumbo al bosque del norte para encontrar a la princesa ciruela.

Barbie, a virtual adventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora