Parte 14 - Alistair y Leah

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Alistair siempre fue un vampiro ermitaño, no le gustaban las grandes congregaciones de humanos o vampiros, rehuyendo las ciudades, evitando todo lo posible relacionarse con gobiernos y en su caso, los Vulturis, pero un día eso estaba decidido a ser cambiado. Alistair podía admitir que vio una fracción de segundo más a la mujer lobo que al resto de los presentes en la casa Cullen, pero no fue atracción, fue mera curiosidad porque nunca había visto una chica lobo. 

Por supuesto que salió huyendo apenas mencionaron la imprimación de la mujer a su costa, no iba a permitir eso, vampiros y lobos no se llevaban y él con la compañía menos. Pero la mujer fue terca y lo persiguió, para sacársela de encima accedió a su estúpido reto de beber su sangre y luego de un humano. 

- Los vampiros que emparejan desarrollan una alimentación monógama, son incapaces de soportar sangre que no sea de su pareja... 

...

Recordaba sus palabras burlonas perfectamente, no sabía de ese hecho o jamás habría accedido a ese trato. Ahora estaba en lo alto de los Alpes suizos, con la mujer a su lado dormida. 

Cuando dejó Forks solo quería volver a alejarse de los seres vivos pensantes un siglo o más, pero ella se negaba a dejarlo solo, además de que no podía alimentarse apropiadamente sin ella y no había sobrevivido hasta ahora para morir de inanición. La mujer no era indeseable, era justo su tipo de hecho, delgada, atlética, pechos y trasero discretos, sana, alta, de carácter fuerte, decidida, valiente, pero simplemente se negaba a una atadura permanente, ni siquiera sabía si podría llegar a quererla, menos si podrían convivir o ser fieles mutuamente. 

Alistair soltó un suspiro, dejó caer su cabeza atrás y miró a un lado, el lobo de matices gris muy claro y motas escasamente oscuras había adquirido esa costumbre unas semanas antes, cuando bajaba la guardia porque ella necesitaba dormir poco a poco se movía hacia él. Alistair notó eso y la dejó, sus tres metros de distancia bajaron a dos, uno, medio, 10 centímetros, hasta que empezó a acurrucarse junto a sus pies, cuando Alistair empezó a sentarse lo envolvió con su cola, posteriormente con su cuerpo y ahora habían terminado así. 

Leah estaba en un pequeño círculo sobre sí misma, en sus costillas la espalda de Alistair descansaba, en sus patas las piernas del hombre y sus manos solían acariciar a la mujer cuando se empezaba a adormilar, luego su cabeza bajaba descansando por completo en Leah y dejando su mente en blanco, Alistair juraría que casi se quedaba dormido. Leah estaba feliz con cada avance logrado, Carlisle le mencionó como era su imprima, así que nunca forzó nada, dejó que Alistair procesará su vínculo sin decirle nada, de hecho había estado sin hablar por casi tres meses, juraba que había olvidado como se hacía. 

Luego empezó a viajar con Alistair, este se acostumbró a esperarla a tenerle paciencia, incluso le hablaba a veces de algunas cosas que había visto, los cambios que experimentaba el mundo, lo cálido que era el sol al amanecer y lo consoladora que resultaba la luna llena para la soledad de la noche. Otro mes y Alistair solía moverse según sus rutinas también, le robó una mochila que poco a poco lleno con ropa y cosas de aseo personal, luego dejo que cepillara su cabello en las noches ya que se movían a esa hora por el sol. 

Al paso del cuarto mes logró dormir a sus pies, sintiéndolo a su lado, luego se sentaba a su lado, cuando se relajo apoyando su peso en su pelaje casi salto de gusto, ahora se sentía completamente dichosa de tenerlo sobre su cuerpo, de que la dejará abrazarlo en su forma lobo al dormir, que la dejará tomar su mano al estar junto a los humanos aunque fuera para pasar desapercibidos, que cuando tropezaba al escalar una montaña la sostuviera. Leah sabía que no era una lucha de un día, así que ver sus esfuerzos dando frutos la hacia feliz, su paciencia poco a poco era recompensada. 

Emparejamiento o Imprimación? - EdwardxJacob (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora