29. Reina

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Tikki le había contado historias sobre antiguas portadoras, pero por algún motivo había una en concreto sobre la que no quería hablar. Marinette había desistido de querer saber sobre ella hasta que en una visita Plagg mencionó algo sobre el tema y su curiosidad volvió a avivarse. Tikki supo entonces que no podía guardárselo más, así que al cabo de unos días sacó a relucir el tema.

–Aquella portadora de la que no quiero hablar... Se llamaba Dasha– Comenzó Tikki –Fue hace cientos de años, era la reina de una pequeña isla situada cerca de lo que ahora es Grecia. Ella también tenía un Chat Noir, ya sabéis que sois parte de un todo. Su historia de amor se parece a la vuestra con una diferencia... en este caso ella amaba al héroe y él amaba a la chica sin la máscara.

Marinette hizo ademán de interrumpir, aunque Tikki la frenó con rapidez.

–No, déjame terminar –Pidió con la voz seria –Él la amaba, pero era un simple pescador. Sabía que dada su condición nunca estarían juntos, así que aceptó a Ladybug cuando esta se le declaró. ¡Su sorpresa fue enorme al descubrir que era el amor de su vida! El problema es que... Nunca pudieron amar sus otros lados.

–Entonces no se amaban de verdad. Cuando quieres a alguien no te importa nada más.

–En aquel momento no era tan sencillo, Marinette... –Dijo Tikki molesta por la nueva interrupción –Ellos tenían peleas constantemente, algunas peores que otras... Y eso provocó que no pudieran cumplir correctamente con su trabajo de superhéroes. Un día... Dasha fue controlada por un villano. Para cuando Chat Noir pudo rescatarla ya había arrasado con casi todo su reino. Ni siquiera el amuleto encantado pudo arreglarlo.

–Así que... haga lo que haga, mi amor por Adrien desencadenará una catástrofe –Susurró con tristeza.

–¡No, no es así! Fueron sus acciones las que los llevaron a esa situación. Ellos no pudieron amarse, permitieron que los obstáculos acabaran con su relación y su misión como héroes, pero no significa que siempre deba ser así. No quería contarte la historia porque tenía miedo de que la entendieras mal y te precipitaras.

–¿Y qué pasó después?

–Se separaron y renunciaron a sus Miraculous. Y en el caso de ella, también renunció al trono. Nadie supo dónde se escondieron entonces, pero sabemos que vivieron en soledad por el resto de sus vidas. Plagg y yo nos sentimos tan mal que acordamos no volver a mencionar el tema, pero creo que él quería que lo supieras.

–Os da miedo que a nosotros nos pase lo mismo...– Entendió por fin.

–Más bien temo que la situación se tuerza y ni siquiera tú puedas arreglarlo. Como guardiana tienes muchas responsabilidades, eres más que una simple portadora. Quiero que seas feliz, Marinette, y me alegra que Chat Noir y tú os améis como lo hacéis... Pero debes estar segura.

–Admito que su historia es... parecida... a la nuestra, pero tú misma has dicho en multitud de ocasiones que todas las Ladybug somos diferentes, Chat y yo no tenemos que seguir los mismos pasos que ellos. Yo le quiero... aunque no estoy muy segura de sí se lo he demostrado. Supongo que esto es lo que Plagg quería, hacerme tomar una decisión.

–Lo único que quiere ese calcetín apestoso es que formalicéis vuestra relación para recibir queso por partida doble –Se quejó la kwami, poniendo los ojos en blanco –Pero no tienes que sentirte presionada por él. Lo único que te pido es que tomes una decisión siendo consciente de todo lo que implica.

–Gracias por contarme esta historia, Tikki, ya sé lo que tengo que hacer. Vamos a ver a Adrien.

Llegó a casa del chico en cuestión de minutos, yendo directa a su habitación. Él estaba frente a su ordenador, hablándole a la fotografía de Ladybug que aparecía en la pantalla. Por un momento quiso interrumpirlo, pero presa de la curiosidad se quedó quieta para ver por qué Adrien hablaba con su foto.

Reto 30 Días - Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora