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Samara Weaving como Mary-Ann Lewis.
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Cillian Murphy como Thomas Shelby.
— Yo, Mary-Ann Lewis, te tomó a ti, Thomas Michael Shelby como esposo y me entrego a ti como cada día de mi vida desde que te conozco hasta la eternidad. Prometo serte fiel en las alegrías y las penas, más penas que alegrías al parecer… — murmure mientras me inclinaba hacia el buró para tomar un cigarrillo y luego encenderlo. — Prometo amarte y respetarte, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Lo que seguramente pase pronto, tal vez tu tía Polly me clave sus pasadores en los ojos o alguno de tus hermanos me dispare.
Me levante perezosa, asomándome por la ventana, observando las hermosas sillas blancas adornadas con coloridos arreglos florales que contrastaban con el barro del suelo y el cielo gris de Birmingham.
— Pero estoy feliz de unirme a tu disfuncional familia. — suspire viendo como terminaban de acomodarse en sus lugares.
— Disfuncional no sería la palabra apropiada.
Voltee al oír su voz, le sonreí mientras se acercaba y robaba mi cigarrillo con descaro, se veía espectacular, el traje se le ajustaba perfecto y la hermosa sonrisa en su rostro era una invitación a besarlo. Él era perfecto. Thomas Shelby había sido esculpido por los mismos dioses y entregado a la tierra para disfrutar de su superioridad por los mortales, no sólo por su belleza, también por la inteligencia y astucia que poseía.
— Me odian, Tom. —me lamente mirando el suelo.
— No te odian, solo llegaste a mi en un mal momento, ellos solo me odian a mi. —dijo devolviéndome el cigarrillo.
— Tu tía piensa que me caso contigo por tu dinero. —hice una mueca triste mientras daba otra calada al cigarrillo.
— ¿Acaso esa no era la razón? —bromeó intentando descontracturar el momento.
— Bueno si. —exclame divertida. — Pero también por el sexo, esa es la razón principal.
— Oh, esa si es una buena razón. —contestó acercándome a él por la cintura. — Te ves hermosa.
