Prólogo.

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Estaba temblando y sudando frío. Usualmente no tenía problemas para dormir, pero en ese momento la estaba pasando terrible.

No comprendía muy bien lo que sucedía. Tal vez una especie de parálisis o un simple sueño.

Pero se sentía horriblemente real.

Era como una corazonada imposible de ignorar. Algo estaba pasando, algo había cambiado, algo andaba tremendamente mal o así sería en cuestión de minutos.

Su mente y su cuerpo no estaban funcionando correctamente. Era como si le hubieran quitado algo.

Se sentía vacío.

Jamás había experimentado una ansiedad tan terrible como en ese instante. No podía respirar y le empezaba a doler el pecho. De pronto empezó a soltar murmullos y a moverse tratando de encontrar una posición cómoda en la cama, pero nada parecía resultar.

Todo empeoró cuando él dejó de responder.

Desapareció.
Se había ido.

Era una pesadilla interminable. Su corazón empezó a doler aún más llegando a un punto en el que se volvió insoportable. Fue como un hincón increíblemente doloroso, tanto que soltó un alarido que lo hizo despertar.

Se sentó con desesperación en la cama y miró a todos lados con nerviosismo, como si quisiera asegurarse de que estaba en su habitación.

Su grito despertó a Bulma también. Se puso en la misma posición que él, encendió la lámpara que estaba en la mesa de noche de al lado y habló.

—¿Qué sucede? —preguntó somnolienta—. ¿Una pesadilla?

Él no respondió. Estaba perdido en sus pensamientos mirando a la nada. Su respiración seguía agitada, lo cual hizo que la peliazul se preocupara, sumándole que no paraba de temblar.

—Estás sudando...—puso su mano en la frente de él—. Tranquilo, fue un sueño solamente.—empezó a sobar su hombro.

Siguió sin emitir respuesta alguna, limitándose a simplemente mirarla. Ella acarició su mejilla, aunque su preocupación no cesó.

Jamás lo había visto tan asustado.

No quería agobiarlo más, así que decidió no preguntar otra vez o pedir detalles.

—Descansa.—le dijo finalmente. Apagó la lámpara y se acomodó para volver a dormir.

Vegeta hizo lo mismo. Ya estaba un poco más tranquilo que antes, pero de todas formas seguía sintiéndose terrible.

Estaba aterrorizado y confundido.

Cerró los ojos tratando de conciliar el sueño nuevamente. Esperaba poder calmarse por completo.

Quería pensar que todo fue un simple mal sueño, pero dentro suyo sabía que no era así.

Algo muy malo había sucedido.
Algo horrible.

Y lo peor era que Kakarotto estaba involucrado.

Regresa, Kakarotto. [Dragon Ball Z]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora