cinco.

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❝ 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎𝑛 𝑚𝑢𝑐ℎ𝑜𝑠 𝑎𝑛̃𝑜𝑠 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜,
𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑟𝑒𝑎𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑒𝑛 ❞

Vegeta seguía sentado en la cama mientras que Bulma le curaba las heridas que tenía en el rostro y el cuerpo. Se había agachado para ponerse a su altura e hizo que él se quitara la camiseta rota que tenía para facilitarle el trabajo.

Ella no había soltado ni una sola palabra desde que regresó con lo que necesitaba. Tenía que hablarle, pero no encontraba la manera. Ya había pasado bastante tiempo desde que Vegeta estuvo lidiando con malos recuerdos sobre su pasado, así que no era tan sencillo acercarse a sus problemas personales nuevamente.

Se atrevió a hablarle cuando pensó en que aunque Vegeta no lo admitiera, él era consciente de que no quería dejarla preocupada. Sabía que estaba destrozada como el resto y que lo que sea que esté en su mente solo era una carga más con la que ella tendría que lidiar. Tal vez Bulma no experimentaba el mismo dolor que él, pero tampoco sería egoísta al dejarla con la duda de qué le pasaba a su marido.

Solo había algo que la frenaba, y era el hecho de que sabía que Goku siempre había sido un tema delicado. Nunca supo cómo tratar con ese asunto o cómo ayudarlo con eso, porque a fin de cuentas ella no era una saiyajin que comprendiera el espíritu de pelea, ella no estaba obsesionada con superar a Goku y finalmente, tampoco se la pasaba pensando si era mejor que él o no.

Después de tantos años con ese problema en su mente, llegó a pensar en que era inútil y no apropiado entrometerse. Tampoco había mucha ciencia detrás del por qué pensaba eso, ya que la respuesta era bastante simple: nadie lo entendería.

Todo ese asunto era cosa de Goku y Vegeta.
Eran los únicos capaces de entenderse en su extraño mundo o lo que sea que tuvieran donde solo ellos dos tenían lugar. Nadie más podía ni debería entrar.

Desde que Vegeta lo conoció, el deseo de superarlo era la meta más grande que tenía. Lo motivaba a ser mejor, como una musa para las artes marciales. Había dedicado toda su vida a eso, haciéndolo uno los motivos por los cuáles seguía peleando, pero el problema estaba en que todo dependía de Goku. Un ejemplo era el que renunciara a pelear después de él se sacrificara en la batalla contra Cell. Terminó regresando a entrenar, pero solamente porque necesitaba desquitarse y algo con lo que distraer su mente del hecho de que Kakarotto ya no estaba. Además, cada vez que entrenaba, le recordaba a él. Estaba muerto en ese entonces, pero era mejor que nada.

Lo único que Bulma siempre tuvo claro era que presentía que el vínculo de ambos podía ser bastante negativo y no sano, llegando a ser enfermizo. Nunca se lo había dicho a Vegeta, pero probablemente él ya lo sabía desde hace mucho tiempo. Si ese era el caso, entonces tal vez nunca quiso hacer nada al respecto porque estaba "cómodo/acostumbrado" o se excusaba a sí mismo con razones sin sentido solo para no tener que admitir que estaba metido en un espiral sin salida de pura dependencia.

Goku peleaba para mejorar consigo mismo, pero Vegeta no.

Vegeta solo quería ser más fuerte que él y ser el mejor.

Sí, eso le traería satisfacción con su propio ser, pero, ¿realmente encontraba más placer en decir «soy más fuerte que Kakarotto» que en «soy más fuerte que mi yo del pasado, ahora debo seguir entrenando para superarme a mí mismo»?

Regresa, Kakarotto. [Dragon Ball Z]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora