Seonghwa caminaba examinando minuciosamente todo a su alrededor. Un solo error y podría ser su fin, pero afortunadamente, hoy no había mucha gente por la calle, por lo tanto, no habría muchos testigos de su paso entre las engañosas callejuelas.
Una vez fuera de la calle "más transitada" en su mapa mental de las calles con menos gente, giró un par de veces más y ahí estaba.
Una casa con huerto, de aspecto totalmente normal y con una decente fachada.
Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, pues el residente de esta casa es el mayor traficante de opio en Corea, su nombre todos lo conocen, mas pocos se atreven realmente a entrar en contacto con éste.
Seonghwa llamó a la puerta de la "normal" vivienda y, poco después le abrió un muchacho de aspecto risueño y alegre. Definitivamente irónico.
-¡Ah, Seonghwa! Estaba esperándole, por favor, pase- Propuso, casi melodiosamente el propietario de la casa ¿Quién diría que este simpático chiquillo es el conocido nacionalmente poderoso traficante? Exacto, nadie lo creería, lo cual le daba ventaja.
-Buenos días, Yunho. Por lo que veo hoy está de muy buen humor.- Dijo Seonghwa entrando a la estancia.
-No se equivoca, sin embargo usted no está aquí hoy para hablar sobre ese tema ¿No es así?- Dijo Yunho soltando una leve risilla. Seonghwa y él ya eran amigos antes de entrar en esta oscura ocupación y, sinceramente Seonghwa se alegraba de que conservaran su preciada amistad.
-Usted sabe que siempre está en lo correcto, Yunho- Respondió el de menor estatura, con voz ligeramente juguetona.
-Vienes a por tu entrega semanal ¿No es así, amigo?-Dijo Yunho algo más informal, haciendo que Seonghwa se relaje ligeramente.
-Has dado en el clavo, pero también he traído algo para tí- Dijo Seonghwa
-¿En serio? Me tienes intrigado, Park- Se expresó el de risa angelical, ahora emocionado por la noticia que le había dado su amigo.
-Bueno, la verdad es que no es gran cosa. Un cliente regular lo consiguió en uno de sus motines y, ya he te interesa, pensé que te le darías un mejor uso que el que yo le hubiera podido dar.- Explicó Seonghwa mientras sacaba un pequeño libro de su alforja, y finalmente, éste llegaba a las manos de Yunho.
-Dios santo bendito ¿Un cliente te lo ha dado, dices? Estoy realmente impresionado...- Dijo Yunho admirando la pequeña libreta que por título llevaba "Teoría corpuscular de la luz".Por supuesto, no eran los apuntes del propio Newton, pero era básicamente su teoría explicada para gente sin tanto conocimiento científico.
-Muchísimas gracias,estoy realmente agradecido contigo- Dijo Yunho, con ahora su libreta entre sus manos.
-No hace falta que lo estés Yunho, realmente me gustaría hacerte saber que el que está agradecido debo ser yo.- Dijo Seonghwa a la vez que sonreía hacia su amigo.-Ah, se me olvidaba. Aquí tienes tu pedido semanal. Por esta semana te voy a hacer precio amigo.- Dijo Yunho aún con una sonrisa en su cara-No es necesario, y además, no puedo aceptar la oferta... No va con mis principios.- Dijo Seonghwa mientras pagaba la cantidad adecuada de dinero y se marchaba -no sin antes despedirse, claro está- de la no-sospechosa-para-nada residencia de su amigo.
Pero sintió unos pasos indiscretos detrás de sí.
Rápidamente miró a su alrededor y, una vez sabiendo que solo estaban él y esa persona, se giró para hacerle cara.
-Oye, por cierto- dijo un chico de estatura conocida una vez estuvo cerca de Seonghwa, el cual alzó una ceja en señal de que el contrario prosiguiera - Verás, me he enterado de que ahora se lleva mucho el comprar un barco. Me preguntaba si, dado el momento, comprarías un barco junto a mi, para no tener que trabajar más en esto. - Dijo Yunho con ojos suplicantes.
-Ya veremos- respondió Seonghwa con prisa ya que, gracias a esa pequeña intervención, iba a llegar tarde a su primera entrega de la mañana.
ESTÁS LEYENDO
No hay destino que valga || [Seongjoong]
RandomLa historia comienza con un joven, que, envuelto en su miseria, lleva su vida hacia la oscuridad. Sin embargo, la vida da muchas vueltas, después de todo... ¿Tienes curiosidad por saber qué pasará con su destino? Entonces súbete al barco, marinero.