—¿Quién diablos es usted? Le ruego se presente— Espetó Seonghwa, que estaba visiblemente nervioso por la presencia del contrario.
—Mi nombre no es de su incumbencia, me temo. Pero responderé por el seudónimo de Pinky.— Dijo "Pinky" con una expresión amable en su cara. El muchacho de pelo marrón y gestos afilados se levantó de la silla en la que estaba anteriormente posado.—Y, si no le molesta, tomaré la responsabilidad de alertar al capitán de que usted ya ha recuperado la consciencia y de que su amigo está a medio camino de ello.—Dijo Pinky caminando hacia la salida mientras señalaba con la cabeza a Yunho antes de retirarse por completo de la habitación.
—Rápido, Seonghwa, piensa...— se dijo a sí mismo en voz alta, pensando en una forma de salir del barco o de orientarse de alguna forma.
—Mmmmm... ¿...Seonghwa...? ugh, mi cabeza...— Seonghwa alzó la mirada, sacado de sus pensamientos por la voz del de cabellos claros, que se incorporó lentamente con una mueca adolorida. —¿Por qué tengo las manos atadas?—Preguntó el mismo extrañado mirando sus manos, adornadas con una gruesa cuerda completamente anudada.
—¡Yunho! ¡menos mal que estás despierto!— Seonghwa enunció.—Tenemos que pensar un plan de escape Yunho, ellos son piratas, ¡terroristas de alta mar! Cuando aún estábamos en Vita, conseguí divisar un pequeño bote salvavidas ¡Podríamos...— Fue interrumpido.
—Seonghwa ¿Te estás escuchando? No podremos huir ni aunque lo deseemos con todas nuestras fuerzas. Primero, un bote a remos es infinidad de veces más lento que este barco. Segundo, no sabemos dónde estamos, aunque saliéramos con vida de este barco en el bote salvavidas, estaríamos perdidos porque no sabemos ni en qué dirección estamos navegando ni cuanto tiempo lo llevamos haciendo mientras estábamos inconscientes. Y tercero, si lo hacemos, ahí sí que estaremos muertos, porque ahora mismo aún tenemos oportunidad de ganarnos su confianza; sin embargo, sólo una. Te acuerdas del chico de pelo rojizo me atrevo a afirmar, bien pues él mismo dijo "ya les buscaremos utilidad"; eso quiere decir que no están dispuestos a tirarnos por la borda a no ser que les ofrezcamos motivos para ello.
Debemos jugar a nuestro favor con eso, Hwa, no tirándonos a lo loco.— Opinó el de mayor estatura, observando al contrario con una mirada suplicante y una ceja alzada; haciendo entrar en razón a Seonghwa de una vez por todas.
Diablos, esta vez si fue presa del pánico, pues el de cabello oscuro no es del tipo de persona que lo deja todo al azar. Y ahora podía ver con claridad que su plan habría fracasado nada más salir de aquel cuarto, ya que seguramente habría alguien haciendo guardia por fuera del mismo.
—Tienes razón Yunho, discúlpame, me dejé llevar presa del pánico— Admitió culpable el de orbes oscuros como la noche, avergonzado por su infantil comportamiento.
—No pasa nada Hwa, yo también estoy asustado. —Musitó el contrario, de nuevo siendo consciente de la realidad con ojos acuosos.
Sin embargo, el chirrido emitido por las poco engrasadas bisagras de la puerta cortó la conversación entre el de mayor estatura y Seonghwa, los cuales se giraron rápidamente hacia el portillo.
Se asombraron al ver al mismo chico de estatura media, cuerpo ligeramente musculado y cabellos blanquecinos. Sí, el mismo joven que les había dejado en el limbo con solo un suave toque en una parte específica de la cabeza.
—Buenos días, me podéis llamar Sani y seré yo quien os acompañe hasta el camarote de capitán, que ha solicitado veros.— Dijo el chico de cabellos albinos con una falsa sonrisilla en la cara, seguramente porque se había dado cuenta de las miradas que le dirigieron el de cabello oscuro y el de tez clara.
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No hay destino que valga || [Seongjoong]
RandomLa historia comienza con un joven, que, envuelto en su miseria, lleva su vida hacia la oscuridad. Sin embargo, la vida da muchas vueltas, después de todo... ¿Tienes curiosidad por saber qué pasará con su destino? Entonces súbete al barco, marinero.