Este capítulo será algo largo y tendrá por así decirlo, dos partes.
Inspiradas en diferentes canciones.
La primera es con esta canción, la segunda es con Gangsta de Kehlani, por si desean escucharlas mientras leen, pondré un paréntesis cuando inicie esta parte.
Ahora si, disfruten.
- ¡Cállate, maldita sea!
- ¡Pero si tú eres el que no se calla!
- Pues me voy. No pienso seguir con alguien tan posesivo como tú.
- ¡Pues lárgate!
El rubio tomó sus prendas de la cama, volviendo a ponerse su camiseta, y de un portazo desapareció de la vista del pelinegro, sus pasos resonaron por el pasillo hasta que se escuchó la puerta del exterior ser tirada incluso con más fuerza que la anterior.
- Joder, joder ¡JODER! -el pelinegro tiraba todo a su paso, el enojo que tuvo hace unos segundos con su pareja dejaron su cuerpo para darle paso a una desesperación y tristeza enorme.
La había cagado con Gustabo, era tonto por creer que podía tragarse los celos todo el día y no iba a terminar preguntándole sobre el chico de melena rojiza. Ni siquiera había pasado nada entre esos dos al parecer, aún así tenía que seguir reclamando por la mentira, tuvo que seguir preguntándole porqué en tan poco tiempo se había hecho tan amigo con la mafia, tuvo que dudar de él. ¿porqué lo hizo? Si Gustabo nunca le había dado razón para desconfiar de él así hast ahora.
Los celos, los malditos celos se habían apoderado de él mientras estaban apunto de hacerlo una vez más en su habitación ya impregnada con el aroma del menor de tantas veces que se quedaba a dormir ahí.
Se imaginó a otro abrazando a sus niño, se imaginó el cuerpo tan delicado de su pareja siendo tomado por alguien más, siendo besado por alguien más... y no pudo evitar preguntar por lo que había visto esa noche en la puerta de su condominio. Había sucumbido ante los pensamientos llenos de inseguridad que rondaban su cabeza desde ayer.
- ¡Era el puto jefe de la mafia! -el rubio cruzó los brazos, apartándose del regazo del mayor, habían estado besándose hasta que el mayor preguntó sobre Yun de la nada. Aún no sabía como se había enterado, pero debía tantear el terreno para no cagarla- Solo que había tenido un problema con su pareja, y como fue el encargado de traerme a casa... pues lo conversamos un poco -esperaba que con toda la suerte del mundo sólo los haya vito venir juntos, y que no le hayan informado del atraco que hizo-
- Y al jefe de la mafia le dices precioso, ¿eh? explícame eso, ¿porqué te quedaste hasta tan tarde con ellos? ¿¡De donde sacaste tanta confianza!?
Y los gritos por parte del más bajo no se hicieron esperan, que si era muy toxico, que si ahora tenía a la malla siguiéndolo, que porqué no confiaba en él.
Tanto tiempo de felicidad y tranquilidad en la relación ya se le estaba haciendo extraño, una pelea de esta magnitud debía llegar tarde o temprano. Gustabo solo escupía palabras con furia acerca de lo indignado que se sentía por desconfiar tanto de él hasta el punto de seguirle, Jack solo gritaba quejándose por la mentira que este le había dicho, que era comprensible la desconfianza. Ambos eran demasiado tercos para dejarse ganar o rendirse, sus voces solo sonaban cada vez más alto, estaba seguro que incluso sus vecinos se habían enterado que Jack Conway tenía problemas con su pareja.
