Prólogo

1.3K 104 17
                                    

Masacre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Masacre...

Eso había sucedido, una total masacre, quiso llorar, pero estaba demasiado asqueada como para hacerlo, el olor a sangre impregnaba el aire, podía sentir ese olor en cada respiro, sintió su mano pegada al mango de la katana, la sangre casi seca había producido ese efecto, incluso una gotas manchaban sus mejillas, su sencillo traje de trabajo estaba lleno de lodo, agua lluvia y sangre.

Con orgullo levantó la mirada del suelo, donde descansaba la cabeza de su recién decapitado padre, sus ojos azules miraron al imponente demonio, era muy alto, y por sus fina armadura noto que era un comandante. Quiso escupirle a la cara, ese maldito ser ambicioso de más tierras acababa de matar a su padre, el dolor que invadía su pecho, se convirtió en furia, las manos le temblaron ante la furia contenida, apretó tanto la mandíbula que las encías le dolieron.

—. Tu serás un gran regalo para mi señor— dijo con lascivia mientras recorría su cuerpo con la mirada, su estómago se revolvió asqueado, no deseaba que esas asquerosas criaturas tocará ni siquiera un mechón de sus cabellos.

Alzó la catana, sí pensaba llevarla sería muerta, el comandante río—. Abmitio qué aunque eres una niña humana, eres muy bella— la miró con diversión—, pero eres muy estúpida— en un rápido movimiento la tomó del cuello, sintió como su garganta era presionada, dolía, el aire comenzó a faltarle con rapidez.

—. Bankutso...— susurro llamando al único hombre, aparte de su padre, que la había sacado de problemas, de forma abrupta su cuerpo cayó al suelo, aturdida sintió como la mano aún tibia de su agresor caí sobre su regazo, sus pulmones reclamaron el aire perdido, jadeó mientras tosía y tomaba todo el aire que podía.

Un olor a carne podrida golpeó con fuerza su nariz, el poco aire que había logrado conseguir se le escapó cuando fuertes arcadas le molestaron su ya adolorida garganta. Miró la mano sobre su regazo comenzar a podrirse, parecía ácido, con rapidez se quitó su haori, quedando en un ligero fondo de color blanco, tiró la prenda lejos y vio como esa comenzaba a derretirse también, sintió terror, solo habían pocos seres en esta tierra capaces de hacer algo así.

Cuando levantó la vista, por segunda vez ese día, sangre golpeó con violencia su rostro, la cabeza del comandante voló y cayó unos metros lejos de ella, un sonido hueco se escuchó cuando el cuerpo inerte cayó el suelo y su sangre comenzó a derramarse en el suelo.

—. No creas saber lo que quiero— dijo una voz ronca y aterciopelada, cada músculo de su cuerpo se estremeció ante la hechizante voz, sus ojos azules enfocaron la alta figura ante ella, un InuYokai que miraba con completo desprecio el cadáver del comandante, las ropas blancas de ese demonio estaban manchadas de sangre, al igual que sus manos, vio como él tenía empuñada su katana, quiso llorar de rabia, esa katana era un regalo de su padre, y que ese asqueroso demonio la tocará era peor que ser violada.

—. Suelta mi katana...—pidio en un susurro lleno de molestia, los ojos se le llenaron de lágrimas por la furia, los ojos del demonio miraron los suyos con asombro, su corazón pálpito con fuerza al ver el color de esos ojos ámbar, ver esos ojos era como ver el sol.

—¿Que has dicho humana?— dijo frío, una lágrima de completa irá le acarició la mejilla.

—. Suelta mi katana— pidió más alto, no le importaba morir, ya le habían arrebatado a su padre, el único familiar que aún le quedaba con vida. Él sonrió de lado.

—. No sé si eres valiente, o estúpida— dijo mirando su rostro con detenimiento—, será divertido conservarte un tiempo— el sadismo brillo en esos orbes ambarinos, eran como la promesa de que pronto vendrían tiempos peores.

El demonio frente a ella chasqueó con tranquilidad los dedos, e inmediatamente dos Youkais aparecieron—. Amo Sesshomaru— dijeron al unísono ambos subordinados mientras le hacían una reverencia, con tranquilidad él peliplata comenzó a caminar dándole la espalda.

—. Quiero que la lleven al castillo, viva— aclaró al recordar que la última doncella que dejó cargo de sus soldados, llegó desmembrada al castillo—, yo llegaré al anochecer, quiero que ella esté esperándome en las aguas de mis aposentos— fue todo lo que dijo antes de desaparecer con un fuerte salto, quedó en estado de shock, intento levantarse, pero sus piernas cedieron, fue en ese momento que toda la tensión que sufrió en el día cayó sobre ella, había luchado con valentía al lado de su padre, y también vio a su padre morir, todo se movió en círculos y a una velocidad que le hacía oír un pitido en los oídos, el dolor y la tención que guardaba cayó sobre ella haciéndola caer en una profunda oscuridad.

Solo dios sabía lo que ese horrible ser haría con ella, pero poco le importaba, ella lucharía hasta el final, él podría doblegar todo, menos su espíritu.

Continuará.

Demonio (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora