CAPITULO 3: Nieve

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Vivir en Chile es un arma de doble filo, desde pequeña nos dijeron que fuimos bendecidos con un clima marcado que iba desde el desierto más árido del mundo hasta los glaciares más fríos, donde la nieve abundaba. A pesar de eso, nunca fui a la nieve, nunca la he visto. Si bien, vivía en la capital y cerca de ella hay un lugar donde nieva, siempre me tocó ver la cordillera desde mi ventana. Mi papá me prometió que la iríamos a ver un día de esos. 

El estaba abrigado, mi perro corría con botitas y una chaqueta impermeable mientras yo iba con botas y camisa cuadrille. Sentí que la nieve me succionaba y no me dejaba respirar. Era cálida...

De pronto, abrí los ojos lentamente hasta ver un techo blanco y dos chicos dormidos en el sillón. Era de noche y hacía frío. No podía respirar o moverme entre mi dolor de mi cabeza y los tubos en mis brazos. De pronto el chico de cabello plateado se despertó y se acercó a mi.

-Emy...- me acomodó el cabello- ¿Cómo te sientes?

Las lágrimas no paraban de salir de mis ojos, el preocupado me tomó la mano.

-Tranquila, estoy acá. ¿Recuerdas que te dije que me gustaba proteger a las personas?- llevó una mano a su pecho y me dijo con determinación- Yo te protegeré.

Acarició mi mejilla limpiando mis lagrimas. 

-Sugawara-senpai.

-Emy-chan.

-Soñé con la nieve- miré por la ventana- Era calentita.

De pronto llegó la enfermera y regañó a Sugawara por estar forzándome a hablar cuando recién me habían hospitalizado. Al parecer, mi naríz se desvió y tuvieron que intervenir para volver a ponerla en su lugar. No era tan grave pero cuando caí me golpeé en la cabeza, lo cuál debían mantenerme en observación unos días mientras sanaba. No tenía a ningún familiar en japón lo cual era grave, mi madre llamó a la escuela y al parecer suspendieron por unos días a Kageyama, la condición para que yo me quedara es que viviera desde ahora en una familia de acogida. Antes vivía sola y por ahora es peligroso para mi recuperación y además... Supieron que estaba comiendo muy mal. 

Los días pasaron y Sugawara me venía a visitar después de la escuela. Me molestaba ya que sé que él creía que yo era débil y necesitaba ser protegida, es como si se sintiera mejor consigo mismo cuando lo hacía.

 Mi cara estaba de muchos colores, entre morado verde generalmente y llevaba muchos días ocupando la ropa que me otorgaba el hospital ya que nadie podía ir buscar la mía a mi casa. La vestimenta consistía en un pijama azul y pantuflas blancas, definitivamente estaría mas cómoda si me trajeran mi pijama de chanchito y un perrito.

Hoy me daban de alta, tendría que seguir alimentándome bien y cuidando de no hacer movimientos bruscos con mi nariz. Las enfermeras me habían tomado cariño al saber que nadie me visitaba además de Senpai. Qué duro es estar sola. 

Me subieron a un auto, me explicaron que la familia de acogida se había ofrecido especialmente a cuidarme y que en Miyagi no era nada común ver ese tipo de casas. Que ante cualquier inconveniente los llamara y ellos vendrían a recogerme lo más rápido posible. Pero eso significaba la devolución a mi país y la pérdida total de mi beca. 

Make it work. Dije en mi mente.

Baje del auto negro, con las maletas en mano me espera el mismísimo. Sí, el mismísimo Kageyama Tobio me esperaba en la puerta de la casa. Era muy linda, tan amplia y moderna. Pero por muy agradable que se viera no era capaz de quedarme al lado de ese idiota, ¿qué venía después?, me empujo, llamo loca e intentó asesinar con un balón y aun no se disculpaba. 

 

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*°𝘓𝘢 𝘉𝘳𝘶𝘫𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘊𝘶𝘦𝘳𝘷𝘰𝘴°*- [𝙆𝙖𝙧𝙖𝙨𝙪𝙣𝙤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora