Capítulo 7. No hay forma de preparase para la vida.

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La vida no es una máquina de fabricar sueños, como bien dice Augustus Waters. Nadie te prepara para lo que te vida te da y te quita. Nadie esta preparado para sobrellevar todo aquello que te duele y nadie aprende a hacerlo con el paso del tiempo. El olvido, es lo que ayuda en estos casos. Pero a veces el olvido, no es suficiente, a veces, lo que queremos olvidar, vuelve a aparecer y a veces, el dolor se vuelve más intenso.

Yo, ahora mismo siento que estoy rota de nuevo. Me he roto en mil pedazos y no tengo forma de pegarlos. Mis ojos resisten durante unos segundos pero en breves momentos mi vista se vuelve nublosa y mis ojos aguados. Siguen mirando fijamente a sus ojos, los cuales no se descifrar la emoción, ¿quizás incertidumbre? ¿quizás sorpresa? De alguna forma él consigue hablar antes de que yo rompa en sollozos.

-Luce....- suspira. No es un suspiro, es más bien un grito sin voz. Un grito el cuál ha perdido su potencia en el aire. El cuál es más necesitado que dado. Él cual hace que yo no rompa en sollozos y me mantenga en resistencia. Sin embargo, cuando él se acerca a mí velozmente y me aprieta en un fuerte abrazo contra él, siento que las piernas me flaquean y que sollozar se queda corto para lo que estoy haciendo actualmente.

Respiro su aroma y siento cómo si nada hubiese cambiado. No se cuanto tiempo llevamos abrazados, si segundos o minutos pero mi corazón se acelera por momento que estoy cerca de él. De repente algo en mi se vuelve a romper y siento como si del mismísimo cielo me hubiese tragado el infierno. Ya no es lo mismo. No reacciono. Ya no es lo mismo. Sigo sin reaccionar. Él ya no me quiere. Siento como mis lágrimas paran de golpe y el vacío en mi pecho se hace mayor. Se hace intenso y doloroso y me alejo de él rápidamente. Él me mira confuso y no quiero ver la cara de Charlotte ahora mismo. Él reacciona ante mi acción y se da cuenta de lo que estoy pensando. Así como así, antes de que pudiese pronunciar alguna que otra palabra le doy un guantazo en la cara y salgo corriendo de allí con la esperanza de que no Mr persiga y, de que si lo hace, que no me encuentre.

Jadeante después de haver corrido, dios sabrá cuanto tiempo, me meto en un pequeño cuarto y cierro la puerta tras esto. No puede ser. No puede ser. Me repito a mi misma. Me dejo deslizar por la puerta y caigo al suelo consumida en lágrimas. No puede ser. Me vuelvo a repetir. No pueder ser. Siento como me debilito, como el dolor se apodera de mi cuerpo y el vacío en el pecho me paraliza casi por completo. ¿Sabeis esos momentos en el que se te quitan las ganas de todo? Pues así estaba yo. Apenas podiendome mover cojo el móvil y llamo a Anne. Anne contesta de inmediato y en breves palabras le digo que me venga a buscar donde estoy. No puedo hacer esto sola. La última vez que lo hice sola me caí y no pienso derrumbarse de nuevo.

Llevaré quince minutos aquí, o no se cuantos, encerrada. Anne dijo que tardaría media hora pero que no me moviese de aquí bajo ningún concepto. Mantengo los ojos cerrados y los puños apretados hasta que decido relajarlos porque no merece la pena gastar energía. He parado de sollozar pero silenciosas lágrimas fluyen por mi mejilla cada varios segundos. Me duele la cabeza y el pecho se resiste a respirar de forma normal. No intento moverme ya que he pasado por esto antes. Si lo hago, acabaré mareandome y de alguna forma que otra puede que me desmaye. Es mejor esperar a que se me pase conteniendome y esperando a que alguien, en este caso Anne, me ayude a levantarme por si caigo. Y lo gracioso es que esta vez, va con doble sentido.

Escucho como llaman a la puerta y Anne dice que es ella. Con la respiración agitada, logro echarme a un lado para que Anne pase y me ayude. Cuando entra, puedo sentir como contiene la respiración al verme. Hacia tiempo que ella no presenciaba uno de mis ataques. Abro los ojos lentamente y la veo como me mira apenada, yo solo le asiento. Hace unos tres años, a mi me entró un ataque de estos, y aunque yo ya había aprendido a manejarlos, sigue costando, como ahora mismo. Ese día, Anne me dijo que a partir de ahí, si me volvía a suceder y no quisiera que le hiciese preguntas pero que más adelante yo se lo contaría, me dijo que le asintiese. Sino, sería porque ningún motivo en concreto me había llevado a ese estado, si no mas bien estrés general. En este caso al asentirle, ella lo entendió. Cerré de nuevo los ojos y sentí como poco a poco gracias al poco impulso que me quedaba y a la ayuda de ella me pude sostener de pie. Apoyada en ella, me dirigió a su coche y después de eso, lo último que recuerdo fue quedarme dormida en el coche de vuelta a la habitación.

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¿Qué fue que causó tanto dolor en Luce al ver a Harry que le hizo llegar a entrar en ataque? ¿Queréis saber el punto de vista de Harry?
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Gracias xxx

It's okay not to be  okay.|Harry Styles Fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora