#10

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Ubicado en el lapso de tiempo entre que YangYang deja de tejer y Ten encontrando los amiguris en el bolso de Lucas.

Aclaración: cuando hablo de "mamá" siempre de hablo de un otro como condición y posibilidad, dispuesto a arropar, cuidar y amar al cachorro para cumplir con la primer etapa de su formación como sujeto, no estoy haciendo una "feminización" del personaje.

Xiaojun era un gatito de desierto.

Un gatito del desierto.

Ten se quedó mirándolo fijamente. Kun ahogó una risa cuando el ceño de Ten se arrugó de manera tierna al estirar un dedo y tocar ese gatito que estaba sobre la cama. La gran mayoria de los felinos pequeños conservaban la capacidad de transformarse, capacidad que se manifestaba en su edad adulta. Incluso Kun en su forma natural era la un pomposo gato peludo y con rayas naranjas.

— ¿Estás seguro de que no es un gato callejero que se metió por la ventana?— el pequeño felino lo miró de tal forma que fue imposible negar que aquel fuera el pequeño Dejun—... Okey, bien, eres tú. Ahora vuelve a tu forma humana, por favor.

El pequeño Xiaojun maulló en protesta.

—No es tan fácil— regañó Kun con suavidad, tomando en brazos a la pequeña bola de pelos para sentarse sobre la cama y acomodandola sobre su regazo—, si es su primera vez, puede tardar incluso días en volver a su otra forma.

Dejun ronroneó en sus brazos y se acomodó mejor, quedando frente al rostro de Ten. El tailandés sonrió y comenzó a acariciar la parte trasera de sus orejas.

—¿Es complemente un gatito ahora?—preguntó.

Kun sabía que las razas grandes habían perdido el don de transformarse de manera completa en su forma natural. Si lo pensaban tenía sentido, no sólo convivían con una infinidad de razas animales, si no también con simples "humanos". No tendría sentido que hubiera bestias en la calle, eso no podía tener buen final.

—No, no realmente. Puede entendernos y cuando pueda dominar complemente su otra naturaleza, serás capaz de ser como siempre... pero en un cuerpo más pequeño. Mientras tanto, la parte natural lo domina y posiblemente haga cosas en público de las que después se arrepienta.

—¿Como lamerse sus cositas mientras estamos cenando?

—Exacto, u orinar donde no deberia si se siente muy estresado.

—Genial, tendremos que empapelar a la habitación— mumurró Ten— ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlo?

—No realmente, pero podemos hacerle compañía hasta que todo esto pase.

—¿Crees que Hendery y YangYang se pongan celosos cuando se enteren?

—Absolutamente — contestó Kun entre risas.

Ambos se quedaron en silencio, viendo al pequeño gatito que luego de un rato se desperezó y fue a recostarse en el la otra punta de cama. Ten, quien había estado de rodillas frente a ellos todo este tiempo, descansó su rostro sobre las rodillas de Kun.

—Si algun día tenemos cachorros ¿crees que podamos tener un gatito?— preguntó con una sonrisa boba en sus labios.

Kun sintió si rostro calentarse. Nunca había pensado en tener cachorros propios, quería decir, era un joven gay beta, por lo que las posibilidades se impregnar a un omega eran muy bajas, y podía imaginarse estando con una mujer o alquilando algún vientre, y nunca había pensado que podría conseguir un grupo de compañeros que le habilitara la opción de adoptar.

—¿Te gustaría que criaramos gatitos?— cuestionó con sinceridad.

Ten se incorporó, apoyando sus codos sobre los muslos de Kun, quedando a solo unos centímetros de su rostro.

—Claro que si, mamá Kun necesita sus propios cachorros para darles todo su amor—respondió sin dudarlo—. Aún no se como funciona todo esto, ni en que momento se va a terminar, pero cuando te veo sosteniendo a otros gatitos pienso que deberias ser la madre de nuestros cachorros.

Kun sonrió, sin molestarse en intentar ocultar el sonrojo que cubría todo su rostro. Ten besó su estómago por encima de su ropa y le abrazó. Allí se quedaron un largo rato, escuchando los suaves ronquidos del gatito Dejun, mientras que Kun jugaba con el cabello del omega.

Cerca de media noche, la puerta del departamento se abrió y se llenó de voces que, entre cansadas y contentas, peleaban por ver quien se bañaba a lo último y quien reclamaria primero su beso de bienvenida.

YangYang  entró corriendo a la habitación y, sin importarle mucho que Ten estuviera en el medio, se escondió detras de Kun. Segundos después, Hendery entró en el mismo estado pero todo mojado. Antes de que alguno de los pudiera decir algo, Hendery punto directo a YangYang y prometió:

—Tienes que dormir en la noche, bastardo, y ahí me venga... ¿Eso es un gatito?

Soft kittyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora