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YangYang estaba aprendiendo a tejer a crochet.

El pequeño león pasaba sus horas libres encerrado en la habitación, mirando videos en Youtube, con una aguja en sus manos y lanas de diferentes colores. Sus proyectos eran secretos y ninguno de sus miembros podía saber de que se trataban.

Ten se había reído al teléfono cuando escuchó la preocupación de SiCheng sobre si tantas horas frente a eso no podia dejarlo ciego. Kun también les contó que cada un par de días Manager le traería nuevos colores de lana y todos fingirían no verlo. Nunca habían visto al pequeño tan entusiasmado con algo.

Sin embargo, cuando Lucas y Ten volvieron de sus promociones por unas semanas, el hobbie del niño pareció desaparecer de la nada. Justo cuando Kun comenzaba a pensar si había sido sólo su imaginación, Lucas y Ten tuvieron que irse otra vez.

—Hemos descubierto el proyecto secreto de YangYang, lo encontramos en la bolsa de Lucas, advirtiendonos que si nos olvidabamos de ustedes sus fantasmas tirarían de nuestras piernas al dormir— anunció el omega en una sus tantas llamadas nocturnas con el líder. Dando vuelta la cámara, enseñó Kun un grupo de amiguris de lana—. Dile al niño que me comeré sus mejillas a besos cuando vuelva a verlo.

Los errores estaban a la vista, algunos ojos más chuecos que otros, bracitos y piernas de diferentes tamaños. Sin embargo, los siete amiguris estaban tomados de la mano, sonrientes. Kun sospechaba que eran sus formas naturales, no porque realmente parecieran felinos, sino porque el que estaba en el centro (uno un poco mas rechoncho que el resto, pero Kun quería pensar que sólo había sido un error de principiante) tenía un puntito negro en su naricita rosada, contrastando con lo que intentaba imitar un cuerpito blanco con rayas naranjas, tal y como era la forma natural de Kun.

—¿Puedo reclamarle que me haga un par de esos?— preguntó una bonita sonrisa en su rostro.

—Eres mamá Kun, es tu deber hacerlo.

Soft kittyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora