Sloth 💤 Shū Sakamaki 🐍🔞

💤 3

Los días habían pasado. Tn y Shū habían estado conversando bastante en el salón de música, saltándose las clases y durmiendo bastante también.

[Salón de música]

Shū se encontraba recostado en un sofá, con los ojos cerrados y escuchando música. Tn entró, había ido por una bebida; se acercó al chico y subió sobre él, sentándose a horcajadas.

– Regresé.

Él rió y abrió los ojos, mirándola.

– Ohh~ –sonrió.– Qué buena vista tengo.

– Tonto –rió.

– Me pregunto... –bajó la mirada, observando el cuerpo de aquella joven.

– ¿Hm?

– ¿A qué sabrá... –pasó las manos por las piernas de ella.– ...la sangre de un demonio? –la miró.

– A azufre.

Él rió.

– No te creo.

– No te dejaré comprobarlo –sonrió.

– ¿Ah, no?

Ella negó con la cabeza. El rubio la tomó de las muñecas y la jaló hacia él, para acercarla mucho más.

– Voy a probarte.

– No lo harás.

– Ya verás –sonrió.

Shū tomó a la chica por la nuca y la atrajo aún más, dejando el cuello de ella a pocos centímetros de su boca; abrió un poco esta, preparado para morderla. Tn le cubrió la boca y se alejó un poco, para poder mirarlo.

– No lo harás –rió.

– Qué fuerza tienes –rió.– Vamos, sólo un poco.

– Convénceme.

– Te besaré si es lo que quieres.

– ¿Besarme? –rió.– No hables como si me estuviese muriendo por ti. Puedo obtener a cualquier chico que quiera...incluso podría tener a alguno de tus hermanos.

El rubio frunció el ceño, tomándola de las muñecas y acercándola más con brusquedad. La castaña rió.

– No siento dolor, cariño. Tengo las fortalezas de mi padre.

– Entonces no te dolerá si te muerdo, ¿No?

– No te dejaré morderme.

– Qué mala amiga.

– Gracias –rió.

– Vamos, sólo una vez.

– Nop.

– Tn...

– Hm...Convénceme. Si logras hacerlo, te dejaré morderme...una vez.

– ...De acuerdo –sonrió.– Voy a convencerte.

– A ver... –sonrió.

Shū sonrió de lado, con cierta lascividad; sujetó firmemente las muñecas de la joven y la arrojó al sofá, quedando esta vez él sobre ella, provocando que la lata que ella tenía en sus manos cayese al suelo y rodase lejos del sofá. La joven sólo rió, mientras sus mejillas tomaban un ligero tono rosa. Él relamió sus labios y acortó la distancia entre ambos, besándola; ella correspondió. Bajó una de sus manos hasta una de sus piernas, jugando con el borde de su larga calceta; la soltó y subió la mano, colándola por debajo de la falda para acariciar sus muslos. El beso subió de intensidad, hasta que él se separó de pronto. Tn jadeó en cuanto su boca quedó libre, llevó una mano a sus labios y rió.