Denize - [Trastornos 1] ©

»Capítulo Dieciocho«

《La llamada》.

Abro los ojos con pesadumbre, la oscuridad se abre paso en toda la habitación, miró hacía la ventana pero una enorme cortina entorpece la vista, por lo que no sé si ha amanecido o no, estiro mis extremidades y me levanto de la cama y me acerco a la ventana, muevo la cortina y observó fuera.

El sol apenas ha empezado a salir, no deben ser menos de las 7:00 am, abro la ventana y salgo al pequeño balcón que hay, el frío mañanero eriza mis vellos pero lo ignoro.

Los árboles se alzan en distintos tonos verdes, claro, oscuro, intermedio; el cielo está entre un color azul-naranja. Viajó hasta aquella conversación que tuve con Edgard hace alguna semana, durante el amanecer:

»-Oí que discutiste con Martín, ¿segura que estás bien?

Desvío la mirada y muerdo mi labio inferior:-Está pasando por un mal momento... solo me necesita.

-¿Y a quién tienes tú?

-Me tengo a mi misma, no te preocupes -digo tratando de no sonar grosera.

-¿Y es suficiente?

-Sí«

Todo estos días ha estado rondando por mi cabeza, toda clases de preguntas sobre eso último.

¿A quién tengo yo? ¿Confío en alguien para cargar con mis sentimientos y problemas? ¿Realmente confió en Martín? ¿O en Edgard? ¿Inclusive en Derek?

Nisiquiera yo podía responder a esas preguntas, porque la única verdad, era que no lo sabía.

Me quedó admirando un rato más el paisaje hasta que los rayos terminan por hacerse más fuertes.

Hoy era Sábado y quería divertirme y olvidar todo lo sucedido estas últimas semanas, solo por un dia quería fingir que todo en mi vida era perfecto; y no un infierno.

Cierro la ventana y me adentró al baño, hago mis necesidades, mi período ya se ha esfumado por lo que me siento mucho mejor, me baño, lavo mi cabello y salgo en busca de ropa cómoda pero linda.

Ya en el armario, observó la filas de ropa que hay por todo el lugar, ninguna igual a la otra. Debido por un jean negro, una camisa blanca y una chaqueta de cuero negra, calzo unas botas que me han llamando la atención desde que las vi y peinó mi cabello, lo ató en una cola alta, y luego de verme en el espejo, sonrió y asiento.

Bajo la escaleras hasta la sala y me acerco al teléfono para llamar a Martín.

-Espero no sea muy temprano -murmuró tomando el teléfono.

Marcó su número y después de tres pitidos lo atiende.

»-Buen día -le saludo-. ¿Como dormiste?

-Realmente mal, me ha pegado un gripon horrible y nisiquiera sé porqué -responde y sorba su nariz.

No puedo evitar sentirme mal por él, así que no le digo nada sobre qué quería salir.

-Vaya, iré allá enseguida -le digo y cuelgo antes que se rehuse«

Subo las escaleras y cambió mi ropa un tanto decepcionada, me pongo un mono azul y un camisón negro, calzo las pantuflas y saldo en dirección a su casa.

Toco la puerta y observo a Martín abrirla, esta en una bata azul oscuro, con shorts y franela de tiras, en su rostro tiene grandes ojeras y su nariz está roja al igual que sus mejillas, bajo la mirada a su dorso que al igual que su cara está empapado de sudor.